Escribe: ZAHUR KLEMATH ZAPATA*
zkz@zahurk.com
Cada vez que vengo a Colombia, después de décadas, veo los cambios morfológicos de la sociedad. Cuando viajo de vez en cuando en el tren 7 de New York, desde Time Square a Flushing , es como estar en un laboratorio genético de razas humanas. En un vagón del tren viajan más de 27 ciudadanos de diferentes países que hablan ese mismo número de idiomas. Unas ciento cincuenta personas viajan apretadas en un día de trabajo.
Esto hace un buen sitio para estudiar al ser humano. Y en cada viaje se lleva uno una sorpresa de ver ciertas morfologías que son increíbles en todo contexto.
Colombia ha cambiado en los últimos 80 años su apariencia, desde una forma muy primitiva y marcada la diferencia entre unos y otros a una diversidad que se está definiendo con una apariencia que ya casi se puede distinguir cuando se encuentran fuera del país. Muy diferente entre argentinos, chilenos, peruanos o ecuatorianos que son muy marcados y definidos sus rasgos morfológicos.
Los españoles eran una raza fea en el sentido de presencia y con una carencia de calidad en sus rasgos. Al llegar a este nuevo continente se encontraron con razas como los taínos, los aztecas, los incas y lo más interesante era una gama de tribus con personajes de una belleza que ellos no tenían. Esto hizo que se fueran mezclando e integrando los unos con los otros y en apariencia desaparecieran esas tribus porque sus gentes estaban ya unificadas los unos con los otros.
Todo esto hizo que unos se creyeran de mejor linaje que los otros, comenzó el desprecio hacia ciertas personas porque unos se creían más blancos que los otros como una forma de expresar superioridad. Se olvidaron que todos venían del mismo caldero se habían mezclado en ese sancocho genético. Esto hace que los colombianos tengan un comportamiento muy diferente al resto de los habitantes del continente.
En el panorama mundial los colombianos son personajes llamativos por su diferencia, y por los individuos que han dado en todas las ramas del saber y actuar social. Cuando uno observa en las calles ve esa gama social, y esa lucha por sobrevivir a las adversidades que cada día se les presenta. Esa búsqueda por alcanzar metas a pesar que el sistema les niega la posibilidad de alcanzar esos sueños y esto al final ha creado toda esa corrupción que hoy apesta en todos los rincones de la nación.
Ser blanquito es simplemente una forma de esconder la carencia de no tener nada y sentirse orgulloso de ser una persona que no hace parte del común social donde todos están mezclados con de todo un poco y que se ha venido alambicando una raza colombiana que en los próximos cincuenta años va a estar presente en el concierto mundial.
*Poeta y filósofo estadounidense de origen colombiano. SEO de Diario EL IMPARCIAL y del portal NOTICIAS 5
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