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¿Qué pasa con la justicia en Colombia? (Parte I)



Con relación a la referencia de este escrito, comparto mi sentir y análisis que me nace hoy de la reflexión que me produjo la orientación que en su momento inferí del material recibido y que para el momento, sobre la línea de tiempo y hechos de esa  realidad Colombiana, mi primera conclusión sobre ese material y fue mi impresión: es un sobre diagnóstico, es un estudio más. 

Todo inicio con la invitación que recibí de la Facultad de Ciencias Sociales y del Comportamiento Facultad de Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad de Arizona de los Estados Unidos de América, a través, de mi correo personal, a que realizara un filtro y pudiera ser admitido para el proyecto de investigación de dicha Facultad Universitaria.  

Los instrumentos que guiarían la participación en la investigación del proyecto, una  vez fui aceptado y acreditado por  esa Facultad como experto en el conflicto,  pasado previamente el filtro, se realizó a través del enlace adjunto del correo electrónico del alma mater:  www.armedgov.arizona.edu,  y College Of Social & Behavioral Sciences School of Government & Public Policy  para activar mi cuenta personal de correo electrónico, para el ingreso a los cuestionarios asignados para la investigación, lo cual hice y empecé a recibir el material.

 

Inicio entonces con una exploración o un repaso general del cuestionario, para responder los diferentes hechos sucedidos en las zonas por las cuales anduve en mis actividades laborales en los Departamentos del Putumayo, Nariño, Choco, Risaralda, Quindío, y el Tolima y mi paso por la Costa Pacífica desde el municipio de Buenaventura Departamento del Valle del Cauca, hasta el municipio de Tumaco en el Departamento  de Nariño y de algunos municipios costeros en el pacifico del Departamento del Cauca, como: Los Municipio de Guapi, López de Micay y Santa Bárbara de Timbiqui, y en ciudades Capitales, como: en Santiago de Cali en el Departamento del Valle del Cauca, Medellín en el Departamento de Antioquia, en Santa Marta en el Departamento del Magdalena, en Cartagena en el Departamento de Bolívar, en Barranquilla en el Departamento del Atlántico, en Neiva en el Departamento del Huila, en el corregimiento de Cupiagua del Municipio de Agua Azul  y Yopal del Departamento del Casanare, en el municipio de Girón del Departamento de Santander, y finalmente en la ciudad capital de Colombia, Bogotá DC del Departamento de Cundinamarca.

 

No fue posible, supongo que por la parametrización del instrumento no me permitía avanzar mucho, en la observación general del cuestionario, sin embargo, en lo visto concluí: que en esa primera fase se referirían a la recolección de datos de los actores que hicieron parte del Conflicto Armado Colombiano, como los victimarios y sus víctimas, razón por la cual determine que era un estudio más de la realidad colombiana y de su Conflicto Armado Interno y escribí a la facultad solicitando respetuosamente, que elevaran sus consultas a las fuentes oficiales del Gobierno Colombiano, donde reposaban las estadísticas e investigaciones judiciales, cualitativas y cuantitativas del conflicto armado colombiano, materiales bastos y suficientes para la identificación de los victimarios, de las víctimas, las secuelas del conflicto y sus alcances desde lo local, regional, nacional y transnacional, y con dicha información debíamos preguntarnos: ¿Por qué no funciona la Justicia en Colombia?.

 

Esa pregunta me surgió como la necesidad de establecer respuestas a un conflicto tan largo y devastador, buscando salidas y la terminación total de un conflicto que navega sobre factores que le sustentan y manipulan para su supervivencia, por el caudal de dineros producto del manejo de las diferentes rentas ilegales que mantiene el levantamiento de las armas contra el Estado Colombiano, legalmente constituido y amparado por la ley y la constitución para realizar la defensa de su territorio y de las personas, es decir, no eran facciones cuya ideología pretendían tomar el poder por una liberación de la República de Colombia de regímenes totalitarios y dictatoriales, que oprimían y esclavizaban a un pueblo de forma violenta, y por consiguiente, la violación de todos los derechos humanos, era una guerra cruel e inmoral, y sostenemos esta tesis inicial en virtud de la dirección que con el tiempo, tomo el Conflicto Armado Interno Colombiano.

 

Colombia a partir de lo que se conoció como el  Bogotazo, por el magnicidio de Jorge Eliecer Gaitán, Líder Liberal y Candidato Presidencial para el año de 1950, y candidatura a la cual en apariencia no habría ya forma de detener su triunfo, fue asesinado el 9 de Abril de 1948, un oscuro capítulo más, que se suma a nuestra turbulenta vida democrática y republicana, llena de muchos indicios y señalamientos o de pruebas contundentes, pero, sin muchos culpables o a al menos de los determinantes o causantes de las penurias que ha sufrido la sociedad Colombiana y generalmente la menos favorecida a lo largo de tan nefasto conflicto; que como veremos en su cronología y en sus diferentes transformaciones monstruosas  el estado de zozobra no ha sido otro que el de mantener el statu quo y el manejo del capital generado a partir de la corrupción política, el narcotráfico, la explotación y comercialización de la minería ilegal, el contrabando, entre otras rentas ilegales , una constante oposición al cambio del establishment por los beneficios de esas rentas ilícitas y la connivencia como sociedad y desde lo público por él influjo pernicioso que causa este tipo de relaciones ilícitas en cualquier Nación.

 

La noción de la figura jurídica de Nación, tiene una gran relevancia para mí,  al observar ante la evidencia de los hechos, que no hemos podido lograr, la consolidación de una identidad propia, de una cultura que trascienda la historia, que como pueblo hemos vivido a partir del intento de construirnos como un país, que nos ha traído fugaces fulgores de ser una República Unitaria, Independiente, Democrática y Soberana.

 

Estamos llenos de estereotipos, que están de acuerdo a la opinión de unas minorías, que por su organización y poder nos han instalado como válidas, si bien algunas no son negativas, por la características del Conflicto Armado Interno Colombiano han sido falacias que se mantienen hasta el día de hoy y no como debe ser, un proyecto colectivo social, político y jurídico.


Los grandes esfuerzos de cada gobierno han chocado con la realidad de esa sociedad, en consecuencia a las políticas del gobierno de turno y las circunstancias que subyacen de la dinámica comercial y económica de su población, que han sobrepasado en algunos casos, la capacidad de respuesta del gobierno Colombiano en su intento de gobernabilidad, pacificación, y establecimiento del orden y del bienestar común de sus ciudadanos y de las estructuras gubernamentales, que no son ajenas a la política y economía internacional.   

 

Irónicamente, el conflicto armado interno colombiano se afianza sobre la corrupción política, la que permite a través de las coimas y sobornos que se esquilme los recursos de la nación, el robo de los dineros de las arcas del de la Nación, los Departamentos y los Municipio, de sus múltiples entidades públicas.

 

La corrupción que propicia  que tanto los recursos económicos y sus capacidades instaladas y técnicas estén al servicio del poder de las bandas delincuenciales, esta situación siempre ha estado presente en las diferentes etapas de la violencia colombiana, casos como el intento de la despolitización de la policía por el Gobierno del “Golpista El General Rojas Pinilla” (fecha del golpe incruento, ocurrido el 13 Junio de 1953), apoyado por un sector del propio Partido Conservador del depuesto Presidente Laureano Gómez; El General Rojas Pinilla  pretendía detener la gran violencia partidista y la crisis institucional y mejorar la situación económica del país, que profundizo la violencia, por la represión política y autoritarismo del Presidente Laureano Gómez, que le hizo demasiado impopular,  y que se agravo con la Muerte de Jorge Eliecer Gaitán (9 de Abril de 1948).

 

La Presidencia del General Gustavo Rojas Pinilla (1953 – 1957), enfrento críticas por  la censura de prensa  y la represión de la oposición, la situación política y social no mejoro y fue obligado a renunciar, (a la luz de algunos estudiosos de la Universidad Nacional, “las jornadas de mayo” fueron un golpe de opinión de la sociedad civil, la elite liberal, los periodistas, y marchas, moldearon el pensamiento ciudadano con la instalación de un discurso,  en un momento convulsionado, de cuál era el mejor modelo para gobernar a Colombia o al menos en el papel, y que se oponía o a lo quería el Presidente: El General Gustavo Rojas Pinilla), “y este es mi pensamiento: nada diferente a la narrativa de hoy frente al Presidente Gustavo F Petro U, y que en su momento a hoy, debemos preguntarnos; ¿Cuáles son los intereses que motivan la oposición al fortalecimiento de un pacto nacional por la paz de Colombia?”, finalmente las marchas y el paro que entre otras, se oponían a la reelección del General a través de la manipulación de la Constituyente de ese tiempo para que ejerciera nuevamente el poder, cedió al descontento, a la presión de esta coalición, esta unión de la oposición de los partidos políticos tradicionales, que levanto los ánimos de la sociedad y de los universitarios, termino con su gobierno y asumió el poder una  junta militar que facilito el restablecimiento a un gobierno civil por el ejercicio electoral.

 

Dos grandes circunstancias han moderado el Conflicto Armado Interno Colombiano, los problemas agrarios no resueltos y la no participación en las decisiones y construcción de la política como ejercicio electoral y las decisiones que nos atañen como Nación; la tenencia de la tierra siempre ha sido por la figura de terratenientes y un manejo feudal  y por el poder político, detentado por unas elites, que en su momento han defendido tesis de sus sistemas de gobierno, algunos exitosos otros no, lo cierto es que el grado de violencia ha alcanzado todas las esferas de la sociedad colombiana, por posiciones ideológicas y económicas, propias de cada Gobierno, por ser antipopulares o paralelas al mismo modelo de Gobierno, y que se han constituido como un paraestados, por la supremacía de algunas de las estructuras armadas al margen de la ley, ante la  reducida capacidad del Estado o de su gobierno, de mantener el orden y aplicar la justicia.

 

Nuestras diferencias se han zanjado desde el inicio  a machete y bala, a sangre y fuego entre cada bando, una larga tradición de guerra, desde los albores de nuestra independencia, batalla tras batalla, una casi constante guerra, año tras año en la lucha por la implementación de una República Democrática, sobre los baluartes de Libertad, Orden y Justicia.

 

Los esfuerzos por mantener una autonomía e identidad como Nación floreciente, frente al influjo del poder hegemónico y geopolítico de los países del primer mundo, y en la constante búsqueda de los medios y recursos para salir de ese direccionamiento como un país tercermundista, con base a nuestros propios recursos y la posición estratégica que le ofrece su geográfica, sus mares y recursos naturales, en Latinoamérica y del planeta en general.

 

A título de información y en el  ámbito de la fortaleza que nos debe acompañar en la defensa del Estado Colombiano, desde sus herramientas Jurídicas y Constitucionales, hago referencia a las conclusiones del trabajo orientado por el profesor universitario de la Facultad de derecho de la Universidad Sur Colombiana: Carlos Fernando Gómez García e investigador del Grupo Nuevas Visiones del Derecho, Categoría B de Colciencias: Las formas de Estado en Colombia vistas a través de su historia Constitucional

 

Conclusiones:

Colombia no ha sufrido cambios significativos en cuanto a forma de Estado y Sistema de Gobierno, la tendencia desde los inicios de la democracia ha sido entre Centralismo y Federalismo, dándose finalmente un equilibrio, lo que hoy consagra la Constitución, Centralización Política y Descentralización Administrativa. El sistema político siempre se ha inclinado hacia el presidencialismo, con el modelo de pesos y contrapesos de Montesquieu, con un parlamento bicameral integrado por Senado y Cámara de Representantes, y por la Corte Suprema, máximo organismo del poder judicial que complementa la estructura del Estado colombiano.

No se puede pasar por alto el tema de la violencia, tanto la bipartidista que termino con el Frente Nacional, como el conflicto armado suscitado a finales de los años 40. Colombia desde la época de la conquista siempre ha estado en guerra, y esta condición ha incidido en las diferentes constituciones, tanto en la expedición, como en los postulados de las mismas.

Existen además otros fenómenos sociales que incidieron en las constituciones colombianas, los ánimos del Estado de cumplir con sus fines esenciales, cambiantes estos en las diferentes épocas de la historia, para tener una sociedad más justa y equitativa, y superar la desigualdad, la pobreza, la esclavitud y todos los problemas de orden económico, social y político, queriendo recomponer el país, dándole nuevos rumbos de acuerdo a las cambiantes circunstancias.

Colombia es un país muy rico en cuanto a constitucionalismo se refiere, se fortaleció con la Constitución Política de 1991 y la creación de la Corte Constitucional, máximo órgano de la rama judicial encargada de la guarda y cumplimiento de la Norma de normas. Sin embargo, aún tiene largos caminos por recorrer, más aun cuando el país empieza a tomar un cambio de mentalidad que va de la mano con la globalización, el internet y la tecnología.

Mi conclusión es que en verdad se realice “la despolitización de la justicia en Colombia” como un clamor de la ciudadanía a la actuación en Derecho, e independencia del Poder Legislativo, y del poder Ejecutivo, en una plena Autonomía Administrativa, y se pueda permitir hacer gala de la sapiencia y suficiencia con la que se construyen piezas jurídicas, de una gran calado en los fallos y jurisprudencias, que cimientan las bases del reflejo de una construcción de civilidad y progreso propios de Naciones verdaderamente desarrolladas, con la independencia y contrapesos de una democracia funcional y justa.

 

Esto será posible si y solo si, si como sociedad nos unimos en lo fundamental y la construcción de la paz, sobre la base de un nuevo tejido social, en la restauración y construcción de una “Identidad Nacional” equilibrada, responsable en los valores de un fortalecimiento democrático y republicano, en función del ser y no de las cosas. Una Identidad como el ADN Colombiano, superada su violencia y los estereotipos mafiosos y corruptos.    

 

Llamo la atención a lo que irónicamente representa la corrupción política en el país, que si bien defrauda y asalta el erario público, a lo largo y ancho del sector público, o sea nos quita, nos resta, también por su ambición fue la puerta de entrada y consolidación del poder del narcotráfico en Colombia, corrompió las fuerzas armadas de la nación, entre otras esferas de poder y  de decisión del poder público  de la Nación,  asumimos la conducta y la acentuamos y la aceptamos entre líneas: “el aprovechamiento de los quince (15) minutos”, en cualquier puesto que como servidor público se ostente, esta actitud acuno los tentáculos del poder corruptor del dinero del narcotráfico.

 

A la violencia en Colombia, se le enquisto este monstruo de la guerra, con una de las guerrillas más antiguas del mundo, un conflicto cuya dinámica es transversal a toda nuestra sociedad, y a la que se le sumó la aparición del fenómeno del paramilitarismo y su narcotráfico, que se ha desarrollado paralelamente, a esta última etapa y más largo conflicto armado Colombiano.

 

La información solicitada ya existía en los diferentes organismos del Estado Colombiano, la presencia y dominio de los grupos armados en el territorio y sus acciones criminales en contra de las poblaciones o grupos de personas de sus áreas de influencia,  están almacenadas, guardadas y “no toda bajo el dominio de reserva”, pilas y montañas de documentos  que atestiguan todo un acervo probatorio y denuncias de los excesos de los grupos armados ilegales contra la población civil, o en contra de la infraestructura del Estado Colombiano, y en contra de las Fuerzas Armadas de la Republica de Colombia.

 

En los anaqueles de los Juzgados, la Fiscalía General de la Nación, de la Corte Suprema de Justicia, de la JEP, La Comisión para el Establecimiento de la Verdad, entre otras entidades del sector público, así como del sector privado, de agencias internacionales, soportan la cruda verdad, de las alianzas no santas en esta guerra civil no declarada entre los actores de la violencia en Colombia, al cometer la oprobiosa afrenta a los ciudadanos colombianos por lo general de clase baja, la más vulnerable y a quien se supone debían proteger el Estado Colombiano y sacarlos de su ignominia, desamparo y condena de muerte.

 

Estadísticamente, las poblaciones  de menores ingresos o que se encuentran por debajo de la línea de pobreza, están bajo el fuego, acoso e instrumentalización de los grupos alzados en armas; son el blanco inicial o carne de cañón, del enfrentamiento en todos los niveles sociales, económicos, militares, religiosos y políticos de la nación, hechos que están totalmente respaldados y verificados, que hacen parte de los procesos judiciales, fallados o no fallados, muchos de los que dan cuenta también, los registros históricos de los periódicos o de prensa escrita y de televisión de la época o de las diversas investigaciones periodísticas, incluso locales de muy buen perfil investigativo, hasta las nacionales e internacionales y la información desclasificada por la embajada de los Estados Unidos de algunos capítulos de este conflicto armado interno en Colombia.  

 

Hacen parte pues de las instituciones del Estado Colombiano, todas estas  investigaciones judiciales. Otras investigaciones que por su papel en la construcción de la verdad del Conflicto Armado Colombiano, son instituciones que atestiguan la verdad, que han recopilado las pruebas o dan cuenta de los testigos de excepción, como por ejemplo  la Agencia de Restitución de tierras, por lo que significa el despojo de tierras en este conflicto y su razón de ser o su oficio, la Fiscalía General de la Nación, La Defensoría del Pueblo, las Personerías Municipales entre otras entidades del Estado Colombiano, del sector privado y religioso, la Cruz Roja Internacional, la ONU, inclusive de Gobiernos amigos como el Estadunidense en su apoyo a su Política en la lucha contra la droga en Colombia, como un país productor y ahora consumidor y de otras naciones en su apoyo y consolidación de la paz, solo por referirnos a ese proceso en aras de la orientación de este escrito.

 

Me he remitido levantar un análisis desde mi experiencia basado en mi leal saber y entender  y  proyectándolo a las fuentes donde todo el material oficial ya está documentado y salvaguardado, invitando a consultarlo como lo hacen las investigaciones periodísticas, históricas o hasta jurídicas de esos hechos para ilustrar o determinar la verdad y la ocurrencia de los hechos, o por el análisis forense a las pruebas, la evidencia o nuevos hechos o pruebas en la contextualización de los espacios, tiempos, modos y lugares. 

 

Por la idiosincrasia colombiana no hace falta en realidad, hacer un recorrido centímetro a centímetro de cada parte del territorio colombiano, ya que gracias a la inmediatez  de los medios de comunicación y el alcance de la velocidad de la información, permiten que las redes sociales en el internet y de las plataformas especificas o por entidad, la obtención pública de la información estadística o en detalle de cuáles son las vertientes que conforman la estructura del conflicto armada, sus alcances e impacto y su proyección nacional e internacional, así como de su trazabilidad desde las áreas rurales al recicle de las violencia en las áreas urbanas y principales capitales colombianas de esas estructuras criminales; son mucho los escritos académicos y científicos de nuestra realidad.

 

Existe una multiplicidad de fuentes oficiales y humanas (la oralidad del conflicto), que describen la   heterogeneidad y amalgama de sus protagonistas y sus actuaciones, la integración y construcción de una historia y su narrativa de los hechos que la constituyen y de su significación o de su resignificación  en el desarrollo del Conflicto Armado Interno Colombiano.

 

Un análisis de dichas fuentes de información contrasta con la realidad y la verdad de lo que en realidad sucedió en cada uno de los territorios o de las regiones que vivieron directamente el conflicto y de las afectaciones a terceros.

 

Está documentado el impacto sobre la afectación del conflicto directa e indirectamente a las personas y las poblaciones y de sus implicaciones nacionales e internacionales, ya que ciertos ilícitos traspasaron las fronteras por su tipicidad objetiva  en cada país o de su ocurrencia para el ámbito jurídico internacional, de los delitos económicos o políticos, y el modo como se avivaban o se cerraban las relaciones exteriores con los países usados como satélites o cadenas de la comisión de los ilícitos.

 

El impacto y la afectación de los terceros o indirectos por las diversas aristas que surgieron desde el conflicto, se encuentran reflejados en la barbarie, el desafuero, la violencia, la desaparición y la tortura, generalmente impensables, que le hubieran sucedido a las personas estos hechos atroces, en esos territorios, casos documentados o en la memoria de la población por la crudeza de la violencia o por la ausencia de justicia en los deudos o la no entrega de sus cuerpo a sus familiares, asesinatos selectivos, secuestros y masacres. El desplazamiento y el no poder retornar o reclamar sus tierras por la amenaza de muerte o por el homicidio de quien retorno o reclamarlos. 

La llegada intempestiva  por el desplazamiento de numerosas personas en masa o indivualmente, tras la huida por la amenaza directa a sus vidas o por su cercanía a las zonas de combate y /o la presión de los grupos ilegales a la población decretando paros armados, o el reclutamiento forzado de su jóvenes a las filas de estas estructuras ilegales armadas, también están documentados.

 

Estos nuevos tipos de crisis con relación al conflicto, golpearon y siguen golpeando la generación de respuestas tendientes  a solucionar por parte de los organismos responsables de su atención y de los organismos de seguridad, en cada municipio o cascos urbanos, sobrepasan la capacidad instalada para soportar la atención de poblaciones dispersadas por el conflicto.

 

Se crearon nuevas dinámicas sociales y de seguridad en el municipio receptor de estos traslados a causa de las actividades violentas de los grupos armados, desarraigando familias enteras y poblaciones en desbandada por la llegada de grupos ilegales a su territorio natal, y/o la de otros millares de personas condenadas al destierro en procura de salvar la vida fuera del país, bajo su propia responsabilidad o pecunio o por intermedio de algunos entes de la nación y de algunos internacionales y/o el apoyo de países dispuestos a darles asilo.

 

La llegada por lo general abrupta de estas poblaciones desplazadas por el conflicto, llego a las capitales y municipios a engrosar las crisis propias del mismo, tanto a nivel social como económico, producto de ese reciclaje de la violencia, una nueva dinámica de la guerra, que también llego a muchas calles, a muchas puertas y a muchas familias, como un torbellino, que ejerce presión a las personas en la búsqueda en un nuevo territorio para asentarse y la resolución a sus necesidades, personas y poblaciones que por lo general llegaron a los cinturones de miseria o franjas subnormales del municipio y su concerniente demanda de servicios básicos, sanitarios  y asistenciales por parte de la población a esos municipios o por parte de la nación en su calidad de desplazados y/o población vulnerable. En caso contrario de la no cobertura por parte de las autoridades públicas del crecimiento de las invasiones o asentamientos subnormales con las problemáticas anexas a este tipo de asentamientos subnormales.  

 

Sin embargo la necesidad humana de generar la provisión a sus más sentidas,  necesidades primarias, es inaplazable, la obtención de los satisfactores de su vida y realización personal, ante un nuevo panorama seguramente ajeno a su estilo de vida anterior o superior a su capacidad y expectativas, profundizo lo más seguro, la frustración, la rabia, el miedo y el desconsuelo, el desarraigo su vida  normal o zonas de confort , el abandono de sus propiedades, al abandono de su parcela o de su lugar de habitación, como consecuencia del conflicto armado en los territorios donde quizás nacieron o convivían con sus familias, amigos y sus costumbres, versus su capacidad de amoldarse a sus nuevas circunstancias, un nuevo entorno y la lucha por una mejor y nueva oportunidad y muchos no lo lograron, fueron víctimas de la intolerancia, de las trampas de la pobreza, del consumo y de la violencia propia de esas zonas o exportada a esas zonas por el conflicto armado interno colombiano.

 

“Hoy enfrentamos otra crisis, una muy grande, la de la salud mental en el país”, una crisis que crece en silencio, no porque no nos hallamos percatado de su crecimiento y presencia, la que crece en el aturdimiento de los disparos, del ajuste de cuentas, el sicariato, en el silencio por la falta de justicia y la impunidad y que sentimos de cierta manera que hace parte de los estratos más bajos de nuestra sociedad.

 

Ya sabemos cómo termina esto generalmente, pero, esa percepción que la violencia es abajo, ya escalo los demás estratos de nuestra sociedad con la aparición de una violencia igual de cruda y silenciosa también, el consumo de alcaloides, psicotrópicos, clorhidrato  de cocaína, sulfato de cocaína, drogas sintéticas, entre otras, instalo disparadores de la conducta de las personas, de sus comportamientos y de su dependencia de las drogas, y su constante exposición a las amenazas con relación a la inducción al consumo en ambientes anexos como sitios de rumba por el alcohol y el cigarrillo puertas de entrada al impulso a drogarse.

 

Es  un caso de salud pública, sin recursos, al vaivén de políticas improvisadas o del momento. El aumento de la ansiedad, la depresión y el absurdo del consumo recreativo de las drogas, y de la regulación de la dosis personal, en un país donde las drogas están prohibidas  y perseguidas, es más que prueba fehaciente de la permisividad con el consumo o de la indiferencia por que no es conmigo o con nosotros.

 

Esta permisividad e indiferencia, ha contribuido a  generalizar la oferta del consumo, que está arruinando la vida de muchas personas, siendo tan solo una franja de la sociedad, su aparición ha terminado incomodando, arrinconando  y acechando a la mayoría de la población, como un mercado para el consumo, dentro de la ilusión del consumo recreativo, de yo puedo y no pasa nada, estamos a tono, todo es cool (wonderful, fantastic), genial, hemos relativizado su impacto y creído que las drogas son algo corriente.  Las alteraciones mentales del trauma por el consumo en el postconflicto (y en la oferta y demanda del negocio de las drogas en el día a día), porque se fue combatiente o víctima se suma a este cuadro o episodios que nos afecta a todos, si bien no toda la población es blanco de la violencia, o como la han vivido otras personas en ciertos territorios del país, ni todos son consumidores, el impacto en la psiquis es innegable, como individuos y como colectivo.

 

El miedo desgasta a las personas, tras la ocupación de actores armados ilegales que suplieron la ausencia del Estado Colombiano, y se levantaron como amos y señores de ese territorio, en verdad se creyeron la Ley y el Orden, suplantando el vacío de las autoridades legalmente constituidas, tenemos que decirlo: en el ejercicio de la gobernabilidad el desequilibrio del Estado fue evidente e impotente en hacer frente a los embates de las estructuras criminales, por la cantidad de medios disponibles de las bandas delictivas en esos territorios, por las condiciones del mismo y su capacidad instalada, o por el desdén del poder central en hacerse cargo de esa situación y/o la incapacidad de cubrir todo el territorio nacional con los recursos a su disposición.

 

Sin duda este estado de violencia ha desbordado la psiquis de muchas personas que deambulan a su suerte por las ciudades, revictimizados por el consumo de drogas y “su propio conflicto interno” por la subsistencia en un medio tan desfavorable para él o a condición de los traumas del conflicto por su participación directa o indirecta, por su condición de victimario o víctima del mismo, o por estar plegados a un cinturón de miseria, producto de la pobreza extrema. 

 

¿Quién con hambre, frio y mal vestido, echando pata todo el día, viviendo en una casucha o en un cambuche, se presume que esta alegre y cuerdo?, no obstante, hay gente que pese a las adversidades, vive con una muy buena actitud y buena disposición, no podríamos generalizar entonces, pero, la seguridad de las calles y de la ciudadanía en cierta forma se ve afectada por estas razones y dinámicas de las trampas de la pobreza,  y lo cual aprovechan las estructuras delincuenciales para reclutar personas para sus grupos de seguridad ilegales, expendedores de droga y campaneros, que alertan de algo anómalo cerca a las ollas o sus guaridas o de la presencia de las autoridades.

 

La alteración de la tranquilidad mental es tal que las mediciones del impacto del consumo en los jóvenes que desde edades muy tempranas inician su consumo de drogas, de los cuales algunos pasan al consumo de drogas más duras y eventualmente muchos terminan en situaciones de calle o de habitante de calle, ni que decir,  de los adultos o en edades de vejez, “no estoy sosteniendo que todo el mundo consume”, no obstante la evidencia, revela que las muestras pequeñas de la población han subido en propensión a una con mayor representación y los esfuerzos para bajar o contener el consumo son tímidos e insustanciales.

 

Se ha minimizado la mirada sobre el habitante de calle o de la persona en estado de abandono, por el consumo de las drogas, craso error, el consumo supero el imaginario de la gente y se instaló muy cómodamente en todos los niveles de la sociedad, el consumo recreativo sobrepasa las dimensiones del consumo en cada una de los estratos o segmentos de la sociedad.

 

Es tal el deterioro mental de las drogas, que no importa ya si el que consume está en la escuela, colegio, universidad, el vecino del barrio o en la discoteca o en la rumba, y en la clase alta, si consume que pague, a esto llego el reciclaje del conflicto armado, en las ciudades en el avance de las estructuras criminales, que se empoderaron de tal manera,  que son ellos quienes ejercen el control y dominio en la ciudad, ante la perplejidad e impotencia de la mayor parte de nuestra sociedad y de las autoridades, ambas  cercadas por la amenaza, el soborno o la muerte.                      

 

La pérdida de sus bienes materiales o de los medios de sustento personal y familiares, la perdida de sus seres queridos, familiares, vecinos y amigos de formas impresionantes según narraciones escuchadas por parte de los afectados, están debidamente documentados y soportados en las líneas de investigación de los diferentes órganos de justicia del Estado Colombiano, del accionar y presencia de los grupos levantados en armas en cada una de las zonas donde estuve y en las que sería preguntado por el formato de la investigación del Proyecto de la Facultad de Ciencias Sociales y del Comportamiento Facultad de Gobierno y Políticas de la Universidad de Arizona.

 

Examine entonces mi situación de verme abocado a realizar una narrativa desde mi punto de vista, y en mi calidad de ser una persona enterada por otras personas o terceros, que compartieron conmigo esta información, en mi paso por los diferentes territorios por los que anduve en razón a mis actividades laborales y mi contacto con varias personas que narraron o se sintieron en confianza a mi paso por esos territorios, de los desmanes de los grupos ilícitos y de las fuerzas del orden, mi impresión y sensibilización del entorno por el cual me traslade, no fue ajeno a esa realidad del conflicto, la información y estudio del tema me daba para escribir al respecto y de mis vivencias personales, desde mi crianza y crecimiento en mi propio territorio me daba para hilar una narración del conflicto paralelo a la génesis del conflicto.

 

Es sorprendente el conocimiento que tiene del conflicto, las personas del vulgo, más de lo que uno pensaría,  personas que conocen o que están enteradas de tan nefastos hechos, es apabullante, como la información se resguardo como una “memoria oral”, es decir, la trasmisión de persona a persona, en diálogos y cuentos difíciles de asumir, por lo cruento y el fondo de maldad de esos sucesos, contados como manifiesto de una realidad que se niega a quedarse en el olvido y que se pierdan en el tiempo estos hechos acaecidos en el conflicto armado interno colombiano.

 

La narrativa de los medios de comunicación, o por las diferentes entidades oficiales, en muchos casos, difieren ostensiblemente, de la realidad y veracidad de lo sucedido, ya que también la guerra subyace en los medios de comunicación, en su mayoría los medios de comunicación, están en manos de círculos de poder económicos y sociales del país, que sirven solo a sus intereses, que están alineados con sus relaciones del capital privado y del sector público, o que no se atrevan a desnudar esta situaciones de la Narco corrupción y la Corrupción Política  de las implicaciones del Conflicto Armado Interno Colombiano. Estrategia económica de subsistencia, de complicidad, e intereses soterrados o parcializaciones políticas.

 

El conflicto ha instrumentalizado  el lavado de activos y blanqueo de capitales, “no es que no haya industria y comercio libre de esta situación”, por supuesto que existen, pero, su lucha tampoco es ajena a los riesgos y competición con empresas o actividades en el área rural y urbana, que pueden ser producto del avance por hacerse como únicos dueños de este tipo de negocios,  por su gran capacidad de generar dinero y por ello la compra hostil de esos negocios en aras de normalizar sus grandes flujos de capital ilícito o el quebrarlos para montar su propia versión.

 

Las  noticias del conflicto, no anuncian las causalidades del conflicto, por la complejidad del Conflicto, generalmente se dedican a la chiva periodística (quien lo dice primero) obedeciendo quizás al sensacionalismo promovido por el morbo de la noticia.

 

Hemos convertido en paisaje, la situación de destrucción por la que atraviesan ciertos grupos poblacionales, inmersos  en el descarnado Conflicto Armado Interno Colombiano, y de manera indirecta, otros segmentos de la sociedad Colombiana, que por la complejidad y los alcances de la penetración del narcotráfico y de la corrupción política, en las diferentes esferas de la vida colombiana y su poder corruptor,  ante la amenaza, la desaparición o el asesinato, siguen siendo solo eso, enunciados noticiosos, salvo ciertas excepciones, durante los últimos diez (10) años para no hacerlo más lejano, el sensacionalismo de la noticia, muchas veces como llega, con ese boom, se silencia con el tiempo y no pasa nada, todo sigue igual.

 

La veracidad de los hechos tienen que ser permanente constatados o salvaguardarlos de que no se pierdan, o falten piezas importantes de la investigación o de personas claves para la misma, dejando el beneficio de la duda, en un ambiente más positivo, si no se pretende cambiar la veracidad de las cosas, pues si se mal informa, por lo tendencioso de la noticia, su parcialidad o mutismo frente a lo que sucede de fondo, en el espacio de esa población, del hecho noticioso y como he manifestado en párrafos anteriores: se queda en la memoria y la oralidad de las personas, “la remembranza nostálgica y triste de lo que quizás no se hizo justicia” o en los anaqueles de los juzgados ante el cumulo del expediente y las montaña de otros casos, de los cuales no hay o existe pronunciamiento.  

 

Es, una corrupción generalizada, sistematica, quienes participan se mueven y operan ante la indiferencia o silencio de nosotros mismos, que somos la mayoría, y no nos percatamos de ello, es increíble, lo que nos hace cómplices y corruptos por nuestra omisión,  y esto les hace más fácil el camino a la narco corrupción, que silencian los hechos que no concuerden con la imagen o mensajes que manipulan o en las que se camuflan por intermedio de las políticas económicas y políticas del momento.

 

Esta conducta también ha alcanzado a los particulares o los grupos sociales que tergiversaron hechos contundentes que ha hoy, y por la puesta en marcha  o el funcionamiento de entidades del estado en apoyo de la consolidación de la verdad, la reconciliación, la no repetición y el proceso de paz, han esclarecido los hechos y determinado los y las culpables; son en realidad muchas  voces, que se sumaron y se siguen sumando a la consolidación de estos procesos de reconciliación, verdad y no repetición, y determinan las responsabilidades tanto individuales como colectivas, de los diferentes agentes del estado colombiano o actores delincuenciales  y criminales extranjeros, desde los particulares a los grupos o las facciones alzados en armas al gobierno legalmente constituido.

 

De acuerdo a mi experiencia como ciudadano de un  territorio calificado como una ciudad intermedia de mi país, con todo lo que amerita el desarrollo como ciudad y una región pujante y sobre la base de mis conocimientos del conflicto interno armado colombiano, de diferentes formas y capacitaciones académicas, no hemos sido ajeno a los coletazos de esta infame guerra, toda vez que la corrupción y la narco corrupción han permeado casi todos los estamentos jurídicos y económicos, privados y públicos de nuestra sociedad.

 

La inseguridad ciudadana y la instrumentalización de los jóvenes para la guerra o la comisión de delitos como: la venta y distribución del narcomenudeo o micro tráfico, el gota a gota( microcrédito extorsivo y de usura), la explotación, ilegal de la minería, se suman a la problemática del conflicto y profundiza también todos sus males y victimiza aún más a la sociedad civil, como blancos por la administración de estas estructuras delincuenciales, de las rentas de economías ilegales en las disputas y/o defensas de feudos o zonas donde se desarrollan las actividades ilícitas, los asesinatos selectivos y masacres por el poder y mantenimiento de dichas rentas económicas ilegales y las pavorosas fronteras invisibles donde fallecen nuestros ciudadanos, y otros que se encuentran al servicio de las bandas criminales y/o de personas  inocentes que en suerte osaron pasar por allí y fueron ajusticiados en la disputa por el control de los millonarios recursos producto de las actividades ilícitas en esas zonas o fronteras y los corredores usados por la delincuencia.

 

Los hechos  arriba antes descritos, originaron y desarrollaron la guerra fratricida en Colombia, por cuenta de las guerrillas de extracción maoísta que fundaron su doctrina sobre la base de su clase campesina, su protagonismo como el motor de la revolución, que difería de otras guerrillas  dentro del marco ideológico marxista leninistas de la Unión Soviética de esa época, cuyo enfoque del campesinado era limitado por  considerarlo como un actor de escasa capacidad de movilización a los intereses de la URSS y anclaba la responsabilidad y el protagonismo a la clase trabajadora urbana, cuya principal función se enmarcaba dentro de la lucha de clases.

 

La ventana de tiempo, de esta esta nueva etapa de violencia, que contuvo todos estos eventos se marca a partir de los años 60s, como un eco y reflejo del cambio de gobierno en Cuba y el recorrido del Che Guevara en la diseminación de la revolución cubana en Bolivia.

 

Corresponden a este periodo de tiempo, el asentamiento de las ideas de anteriores gobiernos con ideas socialistas en sus procesos de estructuración como naciones, como es el caso de la República Popular de  China y la Unión de Repúblicas Soviéticas, y de la Segunda Yugoslavia del Mariscal Tito, quien desafío la hegemonía Soviética, en una Federación Socialista Independiente que duro desde finales de la Segunda Guerra Mundial  hasta 1991. Promotor del Movimiento de los Países no Alineados entre los dos bloque de la Guerra Fría.

 

Un hecho que resaltar, es el hecho que transformo el mundo como lo conocíamos para ese periodo de la guerra fría, la caída del muro de Berlín en el año de 1989,  fue la aparición de un nuevo orden mundial, ante la transformación de la Unión Soviética, a partir del Glásnost y la Perestroika desde el 25 de diciembre de 1991, paso a conformarse en adelante como la Rusia de hoy día, con una economía de mercado y de su paralelo la República Popular de China proclamada el 1 de octubre de 1949, modelos económicos con una clara intervención estatal en todas las decisiones de la estructura del estado y de los ciudadanos en general, en atención a un postulado del socialismo, nunca al comunismo, un socialismo con un poder centralizado, pero, claramente capitalistas y en oposición al modelo Neoliberal donde se destacan la propiedad privada, el libre mercado, la privatización de empresas del estado, la promoción de la libertad de emprendimiento, entre otros conceptos que lo representan.

 

Esta nueva aparición de otras formas de gobierno, las noticias de los sucesos globales que se desarrollaron, importaron los modelos o ideas viejas y vencidas que no se actualizaron o reinventaron y hoy forma parte de la diatriba, que se supone es el debate entre derechistas y/o ultraderechistas e izquierdistas, con discursos trasnochados y modelos que no se pueden aplicar o mostraron su ineficacia en el mundo, y aun así, en Colombia, nos derramamos en prosa y versos, que desactualizados o fuera de contextos sociales, políticos, económicos, culturales e históricos, nos peleamos o todavía nos matamos, y hacen que nos agredamos hasta perder la vida por esas discusiones fútiles o raíz de la histeria colectiva que mantenemos por la violencia desatada por el largo Conflicto Interno Colombiano, que terminemos en actos vandálicos y barbaros de intolerancia, hechos que se agregaron a las diferencias que como sociedad ya tenemos, profundizando las diferencias sociales, políticas y económicas, entre las dos caras del mismo problema, que con el tiempo procuraron en llamar “Conflicto Interno” y el otro el nuevo, “el de los  ciudadanos”,  el exacerbado por el primero, por nuestra propia intolerancia.

 

Este caos que gravita sobre la población colombiana, en el área rural y en las ciudades con mejor desarrollo de infraestructura, amoblamiento urbano y bienes y servicios, vieron y vivieron el crecimiento del fenómeno del narcotráfico (la época marimbera de los 70s y el desarrollo del negocio de la cocaína a partir de finales de los años 80s en adelante, los grupos guerrilleros a mediados de los 60s), así como de sus diferentes actores en el desarrollo del Conflicto Interno Colombiano, que jugaron un papel de comodín para las estructuras delincuenciales, la delincuencia común y sus bandas, en el servicio de sicarios principalmente o como sus lavaperros.

 

Esta realidad nacional fue abonada también por la corrupción política, y por la  respuesta para enfrentar a las fuerzas insurgentes, toda una amalgama de protagonistas, involucrando sectores económicos del sector privado, que unieron sus recursos como los  ganaderos, de los empresarios, y de los religiosos y los carteles de la droga, que compraron su franquicia y se camuflaron posteriormente a través de las llamadas Convivir y la integración de una especie de connivencia  en esa lucha paramilitar de  las fuerzas de seguridad del Estado Colombiano.

 

Haciendo un paréntesis, cabe anotar otro hecho, no menos perverso que agito el ya convulsionado conflicto armado en el país, proveniente de un capitulo doloroso y luctuoso y no menos difícil de olvidar, la guerra que declaro Pablo Escobar Gaviria, los extraditables, al Estado Colombiano para impedir la Extradición de Colombianos a la Justicia Norte Americana a mediados de los 80s.

 

En el Gobierno del Presidente Virgilio Barco (1986–1990), en el cumplimiento de las “políticas dentro del marco de cooperación de Lucha contra las Drogas”, firmado entre los Estados Unidos de América y la Republica de Colombia y aprobada por el Congreso de la República de Colombia, “el Tratado de Extradición”.

 

El Presidente Virgilio Barco lidero la Colombia que no tenía mayor control de la institucionalidad, de su territorio, ni de sus fuerzas armadas y de la seguridad del País, su plataforma de gobierno paso a segundo plano, las condiciones eran precarias de esa Colombia, asumió la defensa  del orden y de la legitimidad de las instituciones del Estado, ante la declaratoria de guerra del Narcotráfico para evitar su Extradición, que ya había cooptado en gran parte las instituciones del país.

 

Fue el último de los Presidentes Liberales Radicales, no dio participación al partido conservador en su gobierno, casi culminando su carrera de Ingeniera Civil, logro su ingreso al IMT (Massachusetts Institute of Technology) donde se graduó como Ingeniero Civil en 1943, allí conoció del progresismo liberal demócrata del mismo Franklin Delano Roosevelt, y su lucha contra el Nazismo y el Fascismo en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Master y Doctor en Economía en 1952 y 1954 respectivamente en el IMT.

 

Bajo su Presidencia Virgilio Barco retomo y fortaleció el PNR (Plan Nacional de Rehabilitación) y amplio y fortaleció el DRI (Fondo de Desarrollo Campesino), se realizó la primera elección popular de Alcaldes (1988), creo la Consejería Presidencial para los derechos Humanos y la Comisión Presidencial para la Reforma de la Administración Pública del Estado Colombiano, inicio la Apertura Económica, impulso los mercados colombianos al mundo, y estableció programas para la erradicación de la Pobreza (PNR), afronto la crisis del Golfo de Venezuela, con la movilización de las fuerzas armadas de ambos países en cada una de las fronteras, en una intensa y clara demostración de fuerzas, terminando con el retiro por parte del Gobierno Colombino, de la presencia de la Corveta Caldas, en el Golfo de Venezuela, causante del incidente entre ambas naciones, con el fin de reducir las tensiones, con la participación y asesoría de los representantes de la OEA  el Secretario Johao Clemente Baena Soarez  y el Presidente de Argentina Raúl Alfonsín y el decidido fortalecimiento de las relaciones fronterizas, entre el Presidente de Colombia Virgilio Barco a la llegada al poder de su homologo el Presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez, en las llamadas comisiones de la Vecindad.

 

El Presidente Virgilio Barco aumento las fuerza armadas de Colombia, organizo los primeros contingentes de soldados profesionales creo catorce (14) batallones contraguerrilleros y adquirió Helicópteros Black Hawk de los Estados Unidos.

 

En el año de 1986 un poco tiempo después del inicio del Gobierno del Presidente Virgilio Barco, y la guerra declarada por el Cartel de Medellín (Pablo escobar Gaviria), asesinaron al Director de Antinarcóticos de la Policía Nacional (Jaime Ramírez), aun Juez de la República (Gustavo Zuluaga), a Guillermo Cano Izasa director del Diario del Espectador. 

 

Para el año de 1987, se logra por intermedio de la Policía Nacional, la Captura de Carlos Lehder, que en el tiempo se ha mantenido que su ubicación se dio por traición de Pablo Escobar Gaviria, ante el asesinato por parte de Carlos Lehder, de un hombre, un escolta de Pablo Escobar Gaviria, en la Hacienda Nápoles en el Magdalena Medio; una hacienda dedicada al recreo y descanso de Escobar y su Familia, un lugar usado para los negocios del narcotráfico, con una pista autorizada por la misma Aeronáutica Civil, con un flujo de vuelos muy importante de las personas y socios del negocio, con atracciones como la de su propio Zoológico,  con una gran variedad de especies exóticas y animales de gran tamaño como los hipopótamos entre otros, Jet Sky, motos de alto cilindraje, es decir, toda una ciudadela, con toda clase de lujos y confort.

 

En el Gobierno del Presidente Virgilio Barco, la nación no tenía herramientas jurídicas para enfrentar el Cartel de Medellín, ya que el tratado de extradición, no tenía aplicabilidad toda vez que al concepto de la Corte Suprema, no podía darse aplicabilidad al tratado de extradición, al no haber sido ratificado por el Gobierno de Julio Cesar Turbay Ayala; el Presidente Virgilio Barco ratifica el Tratado de Extradición, aprovechando el vacío legal de la extradición vía administrativa, no obstante a que la Corte Suprema insistía en su invalidez.

 

Cesar Gaviria Trujillo en sus funciones de Ministro de Gobierno del Presidente Virgilio Barco, hizo las primeras denuncias ante el Congreso de la República de la realidad colombiana, el avance del narco paramilitarismo en Colombia, y correspondía con la posición que tomo el Presidente Virgilio Barco, al enfocarse en un solo objetivo, la lucha contra el paramilitarismo, no contra el narcotráfico como tal, el verdadero enemigo de Colombia era las estructuras paramilitares, que estaban siendo financiadas por el Narcotráfico, como ejércitos particulares en relación a su negocio y el control del territorio y la lucha contrainsurgente, con ese fondo narco que aún nos negamos a digerirlo, de lo que conocimos o se hicieron llamar guerrillas en Colombia y que como guerrillas debieron desaparecer en los años 80s con relación a su origen y sustento filosófico y político.

 

Fue entonces para el Gobierno del Presidente Virgilio Barco, una decisión, no solo de seguridad, sino de defensa social, para atajar una amenaza del comportamiento mafioso, que tenía un referente político y económico,  que crecía con desmedida y sin control por parte del Estado Colombiano, en su avanzada para tener un país que les diera total impunidad y control de su negocio, un narco estado a cuenta del paramilitarismo en Colombia, era vital entonces , que ese modelo mafioso y estilo de vida no se implementará en nuestra sociedad (una lucha que no se logró del todo y un modelo que a nuestro pesar aún persiste en nuestra sociedad colombiana, polarizada por los tentáculos de la narco corrupción y la corrupción política),  por ello la importancia en ese momento, de sacar de la ecuación a “Gonzalo Rodríguez Gacha - un temido hombre de personalidad psicópata, a quien al parecer el mismo Escobar respetaba por su extremada violencia, Rodríguez Gacha argumentaba: “a quien no se  pueda comprar, había que eliminarlo”, un verdadero peligro este sujeto [289 acciones bélicas, más de 250 muertos en tres meses en las principales ciudades colombianas con bombardeos diarios, 100 actos terroristas de septiembre a diciembre], era Rodríguez Gacha quien financiaba los grupos paramilitares y bajo su mando estaban las acciones de ataques del Cartel de Medellín, era tanto el flujo de dinero que en lo que no estaba metido, lo financiaba o sus aportes eran fundamentales en su apoyo económico, por lo cual el Cartel de Medellín, en su guerra al Estado Colombiano, organizo y financio acciones como: el secuestro de Andrés Pastrana, asesinatos de candidatos presidenciales: Carlos Pizarro Leongómez, Jaime Pardo Leal y Luis Carlos Galán, el asesinato del Procurador de la nación: Carlos Mauro hoyos, el asesinato del Juez Gustavo Zuluaga, el asesinato del Coronel Valdemar Franklin Quintero, el asesinato del Gobernador de Antioquia Antonio Roldan Betancur, el asesinato de la Jueza María Elena Díaz, el asesinato del Magistrado Héctor Jiménez Rodríguez, el asesinato del Periodista Jorge Enrique Pulido, el asesinato del Representante a la Cámara Luis Francisco Madero y el asesinato de la Jueza del tribunal antioqueño Mariela Espinosa Arango).

 

Bajo la Presidencia de Virgilio Barco fue asesinado del candidato Presidencial Liberal, Luis Carlos Galán Sarmiento, una baja sensible a la proyección y futuro de la nación y como partido, en una alianza de visión,  por el rescate del País, entre el Presidente Virgilio Barco y el precandidato presidencial Luis Carlos Galán Sarmiento. Transcripción de uno de los discursos de Luis Carlos Galán Sarmiento, de lo que quería y pensaba para Colombia: [ “Viene la gran oportunidad, de cambiarle el rumbo al país, y la fuerza del pueblo no está, ni estará en que posea unas ametralladoras o cualquier otro tipo de instrumento de intimidación abusiva, no, la fuerza del pueblo está en la conciencia de sus derechos ,en la conciencia de sus deberes, en la comprensión de que Colombia está iniciando otra época histórica y que para que en verdad halla un salto cualitativo, en la  interpretación del país, en el conocimiento de sus realidades y posibilidades, todo Colombiano tiene una tarea para cumplir, el más modesto de nuestros compatriotas, lo necesitamos en esta hora de cambio. Llamo a los jóvenes, llamo a la juventud de toda Colombia a que cumpla su deber, a que de su testimonio político y a que demuestre que esta no es una generación, violenta, ni sectaria, sino una generación consciente, orgullosa de su oportunidad histórica y que no le tiene miedo  a asumir responsabilidades en el manejo, de los elementos fundamentales del destino Nacional y llamo a  las mujeres, para que cambiemos esta sociedad, para que despierte la consciencia colectiva, para que Colombia  nos pertenezca a todos, para que integremos a la Nación, para que en medio de la diversidad de nuestras regiones, de las culturas peculiares que  hay en la geografía de Colombia, exista un sentimiento de unidad de Patriotismo, de confianza en lo que puede ser nuestra República, de orgullo en lo que pueda representar Colombia y de dignidad en lo que puede ofrecer Colombia a sus propios habitantes y al resto de América Latina”]) Luis Carlos Galán Sarmiento, fue asesinado el 18 de agosto de 1989, en un atentado en la Plaza Pública cuando adelantaba una de sus muchas actividades en la campaña presidencial, una campaña que se volvió un peligro para los carteles de la Droga por su proyección y seguro éxito.

 

“Colombia está dominada por una oligarquía política que convirtió la administración del Estado en un botín que se reparte a pedazos” Luis Carlos Galán Sarmiento 1943 – 1989.

 

Por orden presidencial de Virgilio Barco, se encaminaron todos los esfuerzos en la persecución de los Extraditables, ante la locura desatada en el país por los asesinatos y atentados y alteración del orden público y la paz de la Nación ante el ataque artero y cruel contra el Gobierno y la población Civil, como también ocurrió a pesar de la firma del proceso de paz, con el grupo guerrillero del M19 y el Gobierno del Presidente Virgilio Barco  y su inserción a la vida civil de la Nación, su máximo dirigente: Carlos Pizarro Leongómez, fue asesinado el 26 de Abril de 1990 como candidato Presidencial.   .

 

Han quedado como tristes recuerdos para nuestra sociedad y de nuestra mente, del periodo más violento contra toda nuestra sociedad y al gobierno, acciones criminales y demenciales, tales como hacer explotar un vuelo con 107 pasajeros de Avianca y el atentado al edificio del DAS, con un bus con 500 kilos de explosivos, en virtud de la ambición del narcotráfico y sus alianzas con el país político. Al percibir lo largo del conflicto y sus impactos, es claro que no les importamos como sociedad o como sus conciudadanos, que el alcance de la narco política en Colombia aun nos supera en el esfuerzo institucional, o al menos en la actitud de la percepción del conflicto y sus causas como algo de una zonas o de algunos grupos poblacionales, todo lo contrario, se instaló y es parte de nuestras vidas, hemos crecido en inteligencia y contrainteligencia, se ha mejorado el equipamiento y las capacidades operacionales y tácticas de las Fuerzas del Ejército Colombiano, la Fuerza Naval y la Fuerza Aérea  y se ha regresado a la Policía Nacional a su Función Civil de proteger y resguardar el orden en cada uno de los municipios Colombianos, sin embargo, aún nos falta confianza y lealtad con nosotros mismos y con la nación, un verdadero sentido de pertenencia y de identidad como nación, un control y restablecimiento institucional.        

 

El presidente Virgilio Barco, ante la evidencia de la fractura de la institucionalidad por la amenaza de Plata o Bala, y la barbarie desatada por los ataques cada vez más virulentos del Narcotráfico, al aprobarse la extradición, la mafia no tuvo reparo alguno, en cometer atentados, secuestros y asesinatos con el fin de acorralar y disuadir a los dirigentes que como el Presidente Virgilio Barco de hacerles frente; este caos y eminente peligro no amedrento al entonces Presidente Virgilio Barco, el cual tomo en su dignidad presidencial el ejecutar  acciones con un reducido grupo de su equipo de trabajo y de algunos hombres de las fuerzas armadas a determinar ciertos objetivos e impulsar y liderar los diferentes operativos en contra de los narcotraficantes, más con la voluntad, que con los recursos a su disposición, por la precaria situación, la fragilidad y vulnerabilidad del Estado Colombiano en esos momentos, ya referidos y que comento el Dr. Gabriel Silva, colaborador del Gobierno y amigo del Presidente Virgilio Barco.

 

En el gobierno del Presidente Virgilio Barco, se dio de baja a Rodríguez Gacha por fuego desde un helicóptero de la Policía, cerca de las playas de Coveñas en Sucre junto con su hijo el 15 de diciembre de 1989.  Su ubicación fue dada por Jorge Enrique Velásquez, miembro del Cartel de Cali.  

 

Cesar Gaviria Trujillo fue el Presidente de Colombia para el Periodo de 1990 – 1994.  Al año de su Gobierno se montó la Constituyente de 1991, luego de un exitoso proceso de Paz con el M19,  impulsada por la ciudadanía, la séptima (7) papeleta, acogida también en el seno universitario, dio el paso de una reforma constitucional del régimen presidencialista en su espíritu centralista de la Constitución de 1886, a una nueva carta magna, mucho más garantista y participativa, una nueva Constitución en 1991, con numerosos protagonistas de la vida política entre ellos: Antonio Navarro W, Horacio Serpa, Augusto Ramírez, Juan Carlos Esguerra, Carlos Lleras de la Fuente, Álvaro Echeverry, Rodrigo Lloreda, Gustavo Zafra, Alfonso Palacio Rudas, Aida Abella, Álvaro Gómez Hurtado, Antonio Galán Sarmiento, Hernando Yepes Arcila, Lorenzo Muelas Hurtado, Alfonso Peña, Jaime Fajado Landaeta, y aunque faltan muchos otros nombres, de los aquí citados,  algunos de los aquí referenciados, años después fueron parte de la más reciente historia colombiana; se puede decir que estaban representadas  casi todas las esferas del país, político, académico, e independientes, todo un universo de pensamiento, en la elaboración de la Constitución de 1991, una nueva carta de navegación del Estado Colombiano.

 

Bajo el Gobierno del Presidente Cesar Gaviria, el narcotraficante y bandido Pablo Escobar Gaviria, se entregó a las autoridades colombianas  y recibió una condena de  cinco (5) años y un acuerdo de no extradición, “que inicio pagando en la misma cárcel que él construyo: La Catedral”, y de la cual se fugó posteriormente, ante el eminente  allanamiento de este centro penitenciario, donde Escobar tuvo secuestrados funcionaros del Estado y donde sucedieron cualquier tipo de irregularidades, por tales motivos el ejército que quiso trasladarlo ante la decisión del gobierno, ante las evidencias de las actividades de narcotráfico que se realizaban dentro de esos muros y que la guerra entre los carteles y sus socios, persistía, mientras que el criminal  Pablo Escobar, permanecía detenido en su lujosa mansión de la Cárcel de la Catedral.  

 

No me detendré mucho en este apartado de la violencia en Colombia, solo enunciare que ya para esta época, se encontraban conformadas las Autodefensas Campesinas, que posteriormente pasaron a ser las AUC ,creadas en 1994, que se fusionaron a las Autodefensas de Córdoba y las Autodefensas  del Urabá, inicialmente (ACCU), y nueve estructuras más, en un claro objetivo de enfrentar a los movimientos insurgentes,  la lucha ya venía dándose desde mediados de los años 70s, en el Magdalena Medio,  por parte de quienes desde la civilidad se sentían arrinconados por la guerrilla.

 

La extorsión y el secuestro eran el pan de cada día de la clase media y emergente de este país y  de la empresarial e industrial;  los narcotraficantes entonces crearon y usaron sus estructuras armadas, sus propios ejércitos privados ilegales en contra del asecho de las guerrillas ante la vacuna a las que sometían sus cargamentos, el robo de ganado en los hatos o fincas de los particulares y campesinos, y la amenaza del secuestro a los propios narcotraficantes y sus familiares, que termino en una gran cumbre de la mafia y de empresarios entre otros en la creación del MAS (Muerte a secuestradores – 19981- ), ante el secuestro de Martha Nieves Ochoa, hermana del Clan de los Ochoa por parte de la guerrilla del M19.

 

El MAS fue una estructura de autodefensa más y que termino en las llamadas limpiezas sociales en las ciudades;  la condición de reinventarse a cada momento del paramilitarismo ha sido tal, que posteriormente crearon las Águilas Negras grupo narco paramilitar, fundado después de la movilización de las estructuras de las AUC y que muchos han concordado en llamar paramilitares de tercera generación, que conservaron su imagen política pese a continuar con su negocio del narcotráfico y el ataque a todo lo que representara la izquierda, una violencia loca y sin razón.

 

Nuca ha sido una lucha electoral por propuestas o programas para erradicar la violencia y el narcotráfico de Colombia o de un plan económico para mejorar la economía del país y su capacidad, ha sido el azote de las balas criminales contra quien represente algo distinto a lo determinado por las elites o los grupos de poder en cada momento o época de la historia colombiana, así fue en su momento para la UP (Unión Patriótica, brazo político creado en la legalidad de las FARC – EP, en un intento más de logara la tan anhelada  Paz, las mismas estrategias de exterminio que hoy también alcanza a los desmovilizados de las AUC, los reinsertados de las FARC – EP.

 

Las retaliaciones de los grupos del micro narcotráfico y sus ajustes de cuentas e inclusive al enfrentamiento de estructuras con mayor poder económico y militar como por ejemplo la presencia de los Carteles Mexicanos ante la atomización por la desaparición de los grandes capos colombianos, es decir, lo que hacíamos en el Perú y Bolivia, ahora salvadas ciertas diferencias, aunque la violencia es la misma, ahora no lo hacen a nosotros, solo que ya el producto es refinado, empacado y transportado desde aquí, desde Colombia a sus rutas de abastecimiento de Coca.    

 

El llamado por la guerrilla “impuesto o contribución para la causa”, cobraba por cargamento en sus territorios o que pasara por los mismos, fue una relación más bien corta, se iniciaron los enfrentamientos ya no solo por quitarse de encima estos peajes, sino también por apoderarse de los corredores y el control de las zonas de siembra de la coca, es decir, de toda la línea de producción, transformación y trasporte en manos de cada cartel hasta la salida en su propias pistas clandestinas, los grupos armados vigilaban toda la cadena de cultivo, producción, distribución y la disuasión de la incursión de sus competidores o  de las fuerzas armadas de Colombia o de la guerrilla en alguno de los puntos de la línea de cada cartel.

 

Fidel Castaño Gil, un boyacense ganadero, dueño de extensas tierras, hermano de Carlos y Vicente con quienes crearía el grupo de los PEPES (Perseguidos por Pablo Escobar Gaviria, para enfrentar y perseguir a Escobar, grupo que fue financiado por el Cartel de Cali), Fidel Castaño Gil, fue un paramilitar y narcotraficante al servicio del Cartel de Medellín.

 

Pablo Escobar Gaviria secuestro cuando se presentaron en la Cárcel  la Catedral  a los hermanos Moncada y los hermano Galeano, quienes eran sus socios y los hombres más ricos del Cartel de Medellín, con quienes habían acordado mantener y apoyar con una fuerte suma de dinero a Pablo Escobar Gaviria en su permanencia en la Cárcel de la Catedral,  también mandaron a llamar a los Hermanos Castaño Gil, quienes no asistieron a dicha cita.

 

La retoma y ajuste de cuentas por parte del control del negocio del Cartel de Medellín, fue una vendetta de proporciones macabras, rápida y devastadora, al rastrear y eliminar a toda la organización de los Hermanos Moncada y los Hermano Galeano, según relatos en la misma noche del día del ajusticiamiento de los Hermanos Galeano y los Hermanos Moncada, dentro de la Cárcel de la Catedral, y la ubicación de sus organizaciones en la Ciudad de Medellín.

 

Cualquier persona o grupo ante la sospecha de traición en el negocio o cualquier indicio de una alianza con sus enemigos en la guerra con el Cartel de Cali, era desaparecido o caía víctima de los sicarios.

 

Fue directamente el jefe del cartel de Cali (Gilberto Rodríguez Orejuela), quien daría aviso de semejantes hechos demenciales en la Cárcel de la Catedral, al fundador de la revista Semana (Felipe López), de la tortura, desmembramiento  y quema de sus partes en una pira de madera, en las propias instalaciones de la Cárcel de la Catedral; Pablo Escobar Gaviria con algunos de sus secuaces había nuevamente organizado su negocio de tráfico de cocaína, el escandalo se propago y las autoridades decidieron retomar el control de la cárcel y trasladar al criminal de Pablo Escobar Gaviria, Cárcel donde vivían como todos unos magnates y continuaban delinquiendo.

 

El bandido de Pablo Escobar Gaviria, llego a ser u hombre multimillonario, pero el sostenimiento de la guerra contra el Estado Colombiano como el grupo denominado los Extraditables y la  guerra que sostuvo, con el Cartel de Cali, agotaron el caudal de flujo de efectivo en dollares, el delincuente de Pablo Escobar, se volvió contra sus socios en su sanguinaria y demencial guerra en la consecución de recursos para mantener estas guerras.

 

Nadie parecía estar a salvo del Cartel de Medellín. La guerra con el Cartel de Cali nace del rumor de la delación al parecer por parte de uno de los del Cartel de Cali en la Captura de Jorge Luis Ochoa, otras fuentes sostienen que fue un lio de faldas entre miembros de ambos carteles (el mafiosos de Elmer Herrera y el mafioso de Pablo Escobar G), lo cierto es que este enfrentamiento, fuera la causa  o no el derramamiento de sangre, mantuvo el caos de la seguridad en el campo y la ciudad,  ante los ataques de un bando u otro y las miles de familias en Colombia y en los Estados Unidos, de luto por causa de este enfrentamiento de fondo entre los capos de la mafia en Colombia del Cartel  de Cali (Miguel Rodríguez Orejuela), quienes entre otras cosas, no estaban de acuerdo con el proceder y locura de Escobara, que atraía demasiada atención al negocio del narcotráfico y el Capo de la Mafia del Cartel de Medellín (Pablo Escobar Gaviria). Ambos Carteles tenían perfiles de su actuar criminal muy diversos, pero, algo si era claro, es que ambos no serían socios, pese a que el diablo los junta, no fue este el caso, ni lo seria, las diferencias y conceptos del manejo de sus relaciones con los demás eran muy diferentes, y eso no significa que ambos no fueran crueles y homicidas, ellos mismos o por sus asociados y estructuras.  

 

Este perverso criminal, en su afán de poder y profunda crueldad, era un egocéntrico social, por lo que era arrogante, ambicioso y exhibicionista, se mostraba sereno y desafiante ante las cámaras de televisión, aparentaba ser un hombre de negocios y se acercó a la clase política y a la cual perteneció, fue expulsado del Nuevo Liberalismo al exponerse el verdadero origen de sus fortuna, acto en el cual mostro su resentimiento social, su agresividad y falta de sentimientos de culpa, un ser vengativo y calculador , mentiroso y manipulador,    a en él se desarrollaron el producto de un caldo de cultivo como lo es la pobreza , la falta de educación, un estilo de vida de esta Colombia por la falta de oportunidades, un país desigual y supremamente violento, un hombre, que tenía todas las situaciones en contra, menos las de ser un hombre exitoso y famoso, es decir, con los rezagos de la condiciones más desfavorables de nuestra sociedad, un hombre una persona como Pablo Escobar Gaviria enfrento al Estado Colombiano y al Cartel de Cali, mato a Policías en su “plan pistola”, y coloco  bombas en la Capital de Bogotá DC, y a un Avión de Avianca entre otros delirantes ataques, ese sujeto arrodillo y casi venció a un Estado, a una República.   

 

Los hermanos Castaño Gil, sujetos, personas de igual o similar procedencia social y criminalidad que las de Escobar, salieron ilesos del conflicto con Pablo Escobar Gaviria y eso en si era casi un milagro, la enemistad surgida tras la traición de Pablo Escobar a los Castaño Gil, al dejar unos kilos de Cocaína, en una de las embarcaciones de  Fidel Castaño para que fuera detenido por las autoridades, este enfrentamiento entre ambas facciones,  se da por intermedio de los PEPES, en el que finalmente muere Pablo Escobar Gaviria en diciembre de 1993.  

 

No podíamos esperar que los resultados fueran diferentes en el enfrentamiento de estructuras criminales que sobrepasaban a las mismas instituciones legales, que inclusive, se aliaron con la ilegalidad para casar o dar de baja a uno de los criminales más peligrosos del mundo, que llego a ocupar lugar de los más buscados y cuyas jugosas recompensas fueron ofrecidas por los mismos Estados Unidos, ante la capacidad de la Organización Criminal de Escobar de inundar los mercados estadounidenses de cocaína 

 

Para el año de 1994 Fidel Castaño es asesinado, al parecer por un ataque perpetrado por el EPL, Carlos Castaño pasa a comandar las AUC, una estructura paramilitar, que termina al igual que la guerrilla contaminados por el negocio del narcotráfico, aunque contados líderes de las autodefensas quisieron mantener su origen lo más lejos del narcotráfico, esto desencadeno batallas internas y asesinatos de algunos de sus cabecillas, ante el avance imparable del narcotráfico y su instalación dentro de las AUC, cuya compra de la franquicia, los camuflo como parte de las Autodefensas Unidas de Colombia en su lucha contrainsurgente, que les hizo parte en los procesos de desmovilización dentro del marco de la ley de justicia y paz, que no garantizo los derechos de las víctimas en la construcción del sistema de justicia esperado.         

 

La línea de tiempo desarrollada  hasta este momento, sostiene la memoria que no se debe olvidar, ni perder en detrimento de los elementos que han mantenido encendido el conflicto armado interno colombiano y sumida en la psiquis de la población en su imaginario y de su consciencia colectiva (las creencias compartidas y las actitudes morales, como fuerza unificadora de una Nación), la memoria como un vehículo de transformación, que parafraseando a Carlos Fuentes Macías, cuando describe  el acto de la memoria: ” hay muchas memorias, la de Cruz: que es la memoria de la memoria, un hombre que quiere recordar y la de Kafka: la memoria del Olvido, un hombre que quiere olvidar; como hispanoamericano es recordar todo lo que no dicho la historia, rescatar del silencio lo que desconocemos, un pueblo que no tiene un pasado vivo, no puede tener un presente vivo o un futuro viable. Rescatar de ese pasado inerte, sometido a mentiras y ocultamientos que ha sido el nuestro, lo que puede darnos verdad en el presente, solo a partir de entonces podemos plantearnos un modelo coherente para el futuro, un modelo de desarrollo propio que no sea impuesto por ninguno de los polos del poder político contemporáneo”.     

 

El Bloque de Búsqueda fue conformado por el Presidente Virgilio Barco en el año de 1989 (grupo Elite de la Policía). Se reactivó tras la “fuga del capo de Medellín de la prisión de la Catedral” y  estuvo conformado por diferentes fuerzas legales e ilegales, para la captura o muerte de Escobar, lo que llamo la atención de muchos sectores posteriormente, en el entramado de la construcción de la verdad, en la vendetta para dar de baja al señor Escobar.

 

Participaron para ese momento, el ejército y policía colombiana, el DAS, la CIA y la DEA, la Fiscalía, la Procuraduría y toda una red de delincuencia entre ellos lo que se agruparon como los PEPES (Perseguidos por Pablo Escobar Gaviria), también hizo parte el Cartel de Cali, en todo caso, los recursos que fueran necesarios (tecnológicos y de inteligencia) para dar con el paradero de Pablo Escobar Gaviria, un objetivo de alto valor y como se dice vulgarmente “le entraran donde lo ubicaran”. Según los reportes oficiales, Pablo Escobar Gaviria fue dado de baja, tras diez y siete (17) meses de búsqueda, el 2 de diciembre de 1993 en el Barrio Los Olivos de la ciudad de Medellín.   

 

El bloque de búsqueda fue nuevamente activado en el año de 1994 contra el Cartel de Cali y también combatió en 1996 al Cartel del Norte del Valle, contra los traficantes de cocaína y heroína del sudoeste de Colombia en el 2004 y por orden del Presidente Iván Duque, se activó contra el Clan del Golfo en el año de 2022, tras el paro armado en diferentes regiones del país, por la captura de Otoniel (Dairo Antonio Usuga David, Comandante del Clan del Golfo, ex miembro del EPL y del grupo Paramilitar de las AUC).      

 

La organización de las AUC, en la lucha contra la guerrilla obedecía también a un clamor de venganza, por la muerte en manos de las FACR, pese al pago de una cuantiosa suma en ese tiempo por la liberación del padre de los Castaño Gil. El cuerpo de su padre, nunca le fue devuelto a la Familia Castaño Gil.

 

Igual referencia se tiene del caso del padre del expresidente Álvaro Uribe Vélez, “cuya muerte se atribuye a la guerrilla también”, alrededor de estas muertes, se levantan toda clase de rumores, y mitos con el tiempo dentro de la febril animosidad y memoria de quienes son los deudos, familiares o dolientes y de algunas personas que cuentan historias extrañas, o por compañeros en armas del difunto, relatos de misterios alrededor de su muerte  y de las causas, que acompañan los hechos en los cuales fue asesinado o dado de baja por las fuerzas del orden Colombiano.

 

Se supone que dicho relatos y cuentos son para mantener la moral de sus tropas, en muchos casos por su precaria educación y supersticiones, es un macabro espectáculo que acompaña la muerte que ronda este tipo de actividades, entre lo real y lo imaginario o la cortina de humos para evitar preguntas o investigaciones incomodas  por los vínculos non sanctas de esas organizaciones criminales.

 

En ese orden de ideas en el imaginario popular, las muertes de los hermanos Castaño Gil, la de Pablo Escobar Gaviria o de algunos jefes de grupos armados durante la época de la violencia, de las guerrillas  y de los grupos paramilitares, que estos estaban rezados o de las historias de la asidua asistencia de jefes  o comandantes a sesiones de brujería o toda clases de ritos, que les mantuviera a salvo de sus enemigos, de la cárcel, el de ser asesinados, o para mantener su poder y seguridad personal, en fin, toda un despliegue del folclor y de las leyendas tanto urbanas como rurales, y de las practicas ancestrales en cada territorio y del imaginario colectivo que sostiene que algunos aún están vivos.

 

De regreso a la realidad, los hechos verificados, cuentan con pruebas contundentes en la construcción y reconstrucción de relatorías, que hacen parte del contexto de los delitos, con el fin de aclarar y dilucidar su comisión o la gradualidad de los acusados o imputados, en la participación de los hechos investigados y/o el establecimiento del ilícito como delito común, en conexidad con los crímenes de lesa humanidad e impedir la prescripción de la acción penal o el archivo por parte de la justicia colombiana de múltiples casos, y la tan sonada prescripción por el vencimiento de términos, dentro de la justicia del país en lo que concierne al desarrollo procesal del caso.

 

La narración de la génesis del conflicto por su larga duración en Colombia, ha mutado en otras formas de la expresión de su violencia, y este visión es muy importante, ya que destaca y sustenta, que en el fondo a pesar de estar determinado por distintos actores y sus postulados, que integraron en sus discusiones con el Estado o en los diferentes procesos de paz.

 

 

La presencia de ideólogos o quienes sustentaban el pensamiento  o los fundamentos del porqué de sus luchas, se identificaron como tales en su momento a Jacobo Arenas entre otros cabecillas de las FARC –EP, pertenecientes al estado mayor, educados en las universidades de la URSS en su momento y en Cuba y otras Universidades por el mundo, quienes mantuvieron un discurso  frente a las causas del porque empuñar las armas en contra del Estado Colombiano Legalmente Constituido.

 

Las AUC estuvieron representadas por Ernesto Báez de la Serna, caldense, ideólogo del Bloque Central Bolívar, que pese a enfrentar a su anticomunismo tomo su alias del Che Guevara (Ernesto Guevara de la Serna).

 

Este despliegue de sus capacidades políticas, económicas y discursos sobre su existencia, revestían a estas estructuras ilegales de las herramientas para un eventual dialogo de Paz, en los procesos de desmovilización o de reinserción a  la vida civil con el Estado Colombiano y definió la frontera e identidad de  las estructuras delincuenciales, no exentos de sus purgas internas, que al final terminaron enfrentados, por la defensa del usufructo de las rentas ilegales y sus territorios.

 

En el contexto de la correlación de esta discusión,  debemos determinar en aras a nuestras tesis, que el conflicto armado Interno Colombiano, termino en el enfrentamiento de las estructuras delincuenciales con el Estado Colombiano, por la subsistencia y permanencia al frente del usufructo de las rentas ilegales.

 

La realización de los ilícitos, generan grandes flujos de capital con el cual mantienen sus negocios ilegales y su infiltración en las diferentes sectores que conforman el Estado Colombiano, gran parte de los recursos económicos no se escatimaron, en el mantenimiento de la logística y estrategias para mantener sus multimillonarias ganancias producto de sus negocios ilícitos, que terminaron con el asesinato de la población civil , de los hombres y mujeres de las fuerzas armadas de Colombia y sus Organismos de seguridad, que se opusieron a su accionar delictivo y de los crímenes contra la  Rama del Poder Judicial, para no ser juzgados en el caso de ser capturados o detenidos, y a pesar de los avances de la Justicia Colombiana que en su tiempo coordinaron, la estrategia conocida como los “Jueces sin Rostro”, esta no fue suficiente para contener los tentáculos del narcotráfico, sus alianzas, el terrorismo y el crimen organizado.

 

La pretensión de que los Jueces sin Rostro se mantuvieran a salvo, era ingenuo, siempre se sabía quiénes manejaban los procesos, era insostenible, las críticas no faltaron en el desarrollo de la Constituyente del 91, de donde se crearon figuras como la Defensoría del Pueblo. Las diversas críticas al sistema del juez sin rostro, no era en vano tras el  asesinato de varios jueces a cargo de estos procesos y el sistema procesal adoptado para el fallo de sus condenas, al no aparecer ni si quiera en el papel quien había realizado la condena. La figura del Juez sin Rostro fue eliminada por la Corte Constitucional en el 2000, por la violación al debido proceso.          

 

Jueces anónimos, jueces sin rostro que en los años 90s, su identidad estaba oculta o a salvo, y la función del Estado debía garantizar su integridad y seguridad, les sometió a un trabajo de mucha presión, por su aislamiento en la idea de garantizar su seguridad y que el proceso no se contaminara, un esfuerzo en la administración de justicia que ante la Organización de la Rama del Poder Judicial y su administración, hizo perder la  independencia y autonomía de la dirección que debía llevar la investigación de los casos llevados por los jueces sin rostro.

 

Las críticas constantes propugnaron la búsqueda de que tales disposiciones que debían ejecutarse a la sombra, por el peligro de muerte que se cernía sobre tales jueces, no solo fueran actuaciones apoyadas en las facultades de excepción, si no que dichas decisiones se basaran sobre la ley, en el entendido que Colombia había agotado la legislación a través de la figura del Estado de Sitio, que fue inmortalizado en la cita de la novela de nuestro Nobel de literatura Gabriel García Márquez, “El Coronel no tiene quien le escriba”, en el funeral que no puede pasar por los lados del cuartel de la policía, ante el aviso del Alcalde desde el balcón, el pueblo está bajo la ley marcial, era una muerte por causas naturales, que no había ocurrido en muchos años (en un periodo de tiempo entre 1949 y 1991, durante 40 años, los gobiernos sucesivos prolongaron los Estados de Excepción, en la que la ciudadanía se acostumbró a vivir en un permanente estado de sitio, la declaración del estado de conmoción interior, para restablecer el orden público, uno de los mecanismos que se encuentran en la  Constitución Nacional de 1991 en la cual se diferenció el estado de sitio de la conmoción interior - la Constitución Nacional de 1886 que se aplicó a lo largo de más 100 años y en su Artículo 121 establecía el controvertido Estado de Sitio, en la que le entregaba facultades extraordinarias al presidente de la república, para expedir decretos y normas para la defensa de la integridad de la Nación y enfrentar y reprimir el alzamiento- poderes presidenciales dado su carácter centralista de la Constitución de 1886 y que termino en el abuso del poder, como el del Presidente Mariano Ospina Pérez, ante el anuncio del Congreso en el cual informaba que  le realizaría un juicio político, que en el uso de su facultades lo investigaría, a lo que les respondió con el envío del ejército para cerrar el congreso y siguió gobernando bajo Decretos de Emergencia o de Estado de Sitio -). 

 

A  la luz de algunos profesores constitucionalistas, el estado de sitio se basó sobre la Ley Marcial, mecanismo según el cual se trasladan las competencias judiciales a los órganos militares para que juzguen a los civiles. Esta dinámica ejercida durante la violencia de las décadas de los 70s y 80s, permitió que el país político no se desgastara ante el ejercicio del poder, ante las prerrogativas del régimen militar que alcanzó niveles de un treinta por ciento (30%) de los delitos del Código Penal, bajo la autoridad de las cortes marciales en la época de los 70s, según investigadores.

 

Bajo esta misma figura, se expidió a principios de los 80s en el Gobierno de Julio Cesar Turbay Ayala, “El Estatuto de Seguridad” que otorgaba a las fuerzas de seguridad del Estado la función de Policía Judicial, transfería a la Justicia Penal Militar los delitos contra el Orden Público y suspendía algunas de las libertades y garantías individuales, “explica el Historiador Eduardo Durán – Cousin, en su Libro Colombia, el país de los extremos”.  En el ejercicio de esta herramienta del Gobierno de Turbay Ayala las detenciones fueron arbitrarias, la tortura y las desapariciones, fueron una herida más en la sociedad Colombiana en la lucha contra las estructuras enemigas del Estado Colombiano, por parte de las fuerzas de seguridad Colombianas. Julio Cesar Turbay Ayala (Presidente entre 1978 – 1982).

 

El Gobierno de Turbay Ayala se enmarco en el final de la bonanza Marimbera y el inicio del Narcotráfico, se inauguró la TV a color, la primera Universidad Castrense, la Universidad Militar de Nueva Granada y una reforma constitucional fallida en 1979. El Plan de Integración Nacional buscaba el desarrollo económico y social del país, 

 

En la Presidencia Liberal de Alfonso López Michelsen (1974 -1978), antecedió a la presidencia de Turbay Ayala. Alfonso López Michelsen fue el primer Presidente después del Frente Nacional. (López Michelsen a partir de la reforma agraria de 1936, impulso  el otorgamiento de los derechos sobre la tierra a pequeños y medianos productores, colonos y aparceros – recibían el uso y goce proporcional a sus contribución de una explotación o aprovechamientos, mediante contrato-, mejoro las condiciones laborales para los jornaleros y la defensa de la función social de la propiedad. El programa de Desarrollo Rural Integrado proyectado a ocho (8) años, complementariamente se construyó el Plan Nacional de Rehabilitación (PNR), buscando la mejora de las condiciones de vida de las personas desplazadas por el Conflicto).

 

La Presidencia Conservadora de Belisario Betancur Cuartas (1982- 1986). Siguió a la Presidencia de Julio Cesar Turbay Ayala. El Gobierno de Belisario Betancur Cuartas se enfocó en su principal objetivo: de alcanzar la Paz, bajo la consigna de la apertura democrática, solucionar el conflicto armado Colombiano, promovió la desmovilización y reincorporación de los integrantes de los grupos al margen de la Ley a la Civilidad, rompió las fronteras nacionales e internacionales en su postura por la paz de Colombia y otras naciones inmersas en conflictos internos, como protagonista e impulsor de dichos procesos, afilio a Colombia al Movimiento de Países No Alineados ( MNOAL), una posición neutral frente a la guerra fría.

 

La búsqueda de la Paz le mereció a Belisario Betancur, el Premio Príncipe de Asturias (1983), y el Premio Gabarrón de Valladolid (2003) por su lucha por la Paz y la defensa de la Lengua Española.  Afronto el terremoto de Popayán 1983, la toma del Palacio de Justicia por parte del M19 (1985), la tragedia de Armero por la erupción del Volcán Nevado del Ruiz (1985). Esta huella de sucesos, opaco el mandato de Belisario Betancur, aspiro a alcanzar la paz y priorizo la educación y la cultura como base social en la construcción de una nueva ciudadanía.

 

“La paz excede la acción de los partidos y grupos políticos; incluso desborda aún el ámbito más amplio de una coalición como la que me llevó al poder; por eso en esta ansiosa búsqueda de la paz no está excluido ningún colombiano, ningún partido”. Belisario Betancur Cuartas.

 

“Cita con el diablo”, lleva por título el artículo periodístico de la revista Semana, que escribió  sobre  el documento que, hizo de dominio público el diario el Tiempo en primera página, la carta que sin firmas contenía la propuesta presentada unas semanas antes al expresidente Alfonso López Michelsen en Ciudad de Panamá  y posteriormente al Procurador  General de la Nación: Carlos Jiménez Gómez, como consecuencia del aviso de la primera reunión del expresidente López Michelsen.

 

En el año de 1984, los principales narcotraficantes del país, que se encontraban refugiados en Panamá, ante el estupor del país, por el asesinato del Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, por orden de esas mafias del narcotráfico, ante el duro golpe asestado a esa estructuras delictivas en Tranquilandía bajo el acompañamiento de la DEA y la denuncia para incautar las aeronaves y el helicóptero encontrados en la operación; ofrecieron al Presidente Belisario Betancur Cuartas, el desmonte de sus operaciones en Colombia, entre otros ofrecimientos. El documento no tenían nombres y firmas, pero, todos sabían quienes ofrecían la propuesta, ya era de conocimiento público quienes eran los capos del narcotráfico en Colombia.

 

Este suceso ocurrió como ya hemos dicho en el año de 1984, el expresidente López Michelsen se entrevistó en la Ciudad de Panamá en el Hotel  Marriot con los cabecillas del Cartel de Medellín: Pablo Escobar Gaviria Y Jorge Luis Ochoa (A quién años más tarde en el esclarecimiento de la verdad del Conflicto Armado en Colombia se obtuvo la versión de que Ochoa era el verdadero Jefe de Pablo Escobar Gaviria), esta reunión fue posterior a el asesinato por mandato del Cartel de Medellín del Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, tras el allanamiento del mayor laboratorio de Cocaína: Tranquilandía (diez y nueve (19) laboratorios, ocho pistas de aterrizaje y numerosas aeronaves, ubicado en los llanos del Yari junto a las márgenes del rio Yari, entre los Departamentos del Caquetá y el Putumayo, coto del cartel de Medellín [Pablo Escobar Gaviria, Carlos Lehder, Rodríguez Gacha y los hermanos Ochoa], y entre las aeronaves se encontró el Helicóptero de Propiedad del Padre Álvaro Uribe Vélez, y que el Político Antioqueño explico que fue su hermano Jaime quien se encargó de los restos del Helicóptero que fue destruido en el asesinato de su padre, el cual aparece vendido a la sociedad, socios de Alberto Uribe Sierra, a los que cedieron los derechos de la Aeronave). 

 

Bajo la premisa de plata o plomo, se hicieron con las tierras y grandes propiedades y cundió el miedo a esas estructuras.   Ante el pánico del poder de estas mafias, sometieron al campesinado y a la sociedad colombiana, era una situación de vida o muerte, al amparo de este manto de miedo desarrollaron sus actividades ilícitas, nadie pensaría en la infraestructura que comprendía el complejo cocalero, antes de este allanamiento, Pablo Escobar Gaviria ya había sido expulsado del Congreso de la Republica en el año de 1983 y se dio a conocer  todo su prontuario, que costó a el Espectador ese tipo de publicaciones un carro bomba y la muerte de su director Guillermo Cano Izasa, bajo las balas del narcotráfico.

 

El operativo fue en conjunto con la DEA y la policía nacional al mando del General Luis Ernesto Gilibert Vargas, realizó la destrucción de los laboratorios, de las pistas clandestinas,  la incautación de las aeronaves y de trece punto ocho (13,8) toneladas del alcaloide estimados en un valor aproximado de 1.200 millones de dollares.

 

Al poco tiempo del operativo el Ministro Lara Bonilla, fue asesinado en atentado sicarial, mientras se desplazaba en dirección a su residencia en Bogotá DC.

 

Las aeronaves de la incautación del operativo en Tranquilandía, nunca estuvieron en manos de las autoridades, solo en el papel y desaparecieron sin dejar rastros ni responsables de su destinación.

 

La  tormenta desatada  por las implicaciones políticas, éticas del suceso, y de sus repercusiones en las relaciones internacionales, por la entrevista del Procurador General de la Nación y de un Expresidente de la Nación, en medio del caos sembrado por la guerra que declaro el Cartel de Medellín a los Estamentos del Poder Público y al Gobierno Colombiano, hizo eco en la solicitud de renuncia al Procurador General de la Nación Carlos Jiménez Gómez y dejo a un lado al Expresidente López Michelsen ( El de la Ventanilla Siniestra, el emisor la Banca Central, que en su Gobierno lavo millones de dólares al Narcotráfico), no obstante ambos siempre sostuvieron en su defensa, del conocimiento que siempre tuvo en el  Presidente Belisario Betancur en el antes y el después de la reunión, versión que contrasta con la contundente negación por parte de su jefe de comunicaciones,  del Presidente Belisario Betancur, quien siempre dijo que nunca dio ese tipo de autorización.                    

 

Sin ninguna duda, la respuesta del Estado Colombiano en el enfrentamiento con los grupos narcotraficantes y su gran poder, se ciñó en el fortalecimiento de los medios a su alcance para frenar el avance de esa mafia.

 

La época de los ochenta son en definitiva muy explosivas e importantes en el rumbo que tomo el Conflicto Armado Interno Colombiano y en su lucha contra las drogas, en el año de 1985, el M19 realizo la toma del Palacio de Justicia: la toma duro  28 horas de intenso combate, el Palacio de Justicia, sede de la Corte Suprema y del Consejo de Estado, fue  prácticamente reducido a escombros en la lucha entre el Ejército y la guerrilla del M-19, y los incendios que ocurrieron durante la toma y la retoma” .El grupo Guerrillero M19 fue financiado por el grupo de narcotraficantes llamados los Extraditables.

 

Se describen como principales rentas ilegales de los grupos alzados en armas al Estado Colombiano: el narcotráfico (nacional y transnacional), la minería ilegal, el despojo de tierras, el secuestro y el boleteo, el gota a gota, y el aprovechamiento de la red económica privada y pública, nacional e internacional, para el lavado de activos y el blanqueo de dineros, la trata de personas, sus relaciones con núcleos  de la corrupción política  y el contrabando.

 

En esta aproximación al desarrollo del Conflicto Armado Interno Colombiano y su impacto, puedo realizar una síntesis del mismo a través de las siguientes opiniones:

 

“La primera tesis”: se basa en el usufructo de las rentas ilegales, cuya base es el negocio es el narcotráfico,  que ha logrado reinventarse a través del tiempo y hoy nuevamente debe hacerlo ante la aparición de las drogas sintéticas y su simplificación tanto en la elaboración, producción y distribución al consumidor final y su mercado en las ciudades.

 

“La segunda tesis”, sostenida a través de la descripción del conflicto, es la que somos una sociedad enferma a causa de la larga duración del Conflicto Armado Interno Colombiano y el haber pasado de un país productor a un país con una alta demanda del consumo interno de las drogas, no es toda la población, el impacto de esa pequeña franja es visible por el alto número tanto de consumidores, como ante el aumento de la oferta en los distintos segmentos de la sociedad. Factores directos e indirectos que inciden en legitimación psicológica, como un modo de vida o la indiferencia a lo que sucede ante la impotencia de poder enfrentar esta situación, que de alguna manera hemos asimilado y adaptado a  semejante caos, al no tener movilidad por los sesgos de la información y nuestra falta de masa crítica, para valorarla y asumir una posición en la toma de las decisiones y la falta de seguridad ante la amenaza de muerte, o al osar hablar o levantar la voz en virtud de tales despropósitos y el ver como la legalidad se funde en el pérfido vacío de lo ilegal.

 

“La tercera Tesis” descrita a lo largo de este escrito es la Corrupción Política, en la que se incubaron y se enquistaron todos los males de nuestra sociedad, ha permitió el crecimiento de las rentas ilegales, y la larga duración del conflicto armado interno colombiano, la permisividad,  la no sanción moral, ante la falta de herramientas y medios para dejar caer todo el peso de la ley sobre los culpables de la corrupción política, de quienes violan la seguridad jurídica de los asociados en sus relaciones publicas y privadas y en el asalto de las arcas de la nación en su ambición por los recursos públicos en la colusión de los servidores públicos y la complicidad de los particulares.

 

Un desangre calculado en billones de pesos en cada cuatrienio de gobierno, unos más que otros, que afecta a un más a las poblaciones vulnerable y del control de los activos y ganancias producto de las rentas ilegales, Colombia es un país supremamente bien legislado, pero, no opera la justicia, ni los medios para dejar a disposición a quienes infringen la ley en determinados e importantes casos que afectan la convivencia ciudadana y seguridad del país.

 

El ocultamiento por los medios de comunicación, que en contados casos, ha contribuido al esclarecimiento y construcción de la verdad en Colombia, impide que veamos nuestra realidad, detrás de cortinas como la del entretenimiento y todo un surtido de imágenes y contenidos que desvirtúan esa cruel realidad que afecta a una amplio sector del país.

 

El encendido deseo de ser partícipes del consumismo delirante en un país con ingresos reducidos, en la referencia a los indicadores que marcan el nivel de la capacidad adquisitiva real de cada persona o grupo familiar, nos mantiene en un estado de alerta y stress, en una disposición a lo fácil, quizás en procurar la obtención y acceso a los recursos económicos deseados; sondeos a los que se dedican los amigos de lo ajeno y van tras los presupuestos  públicos y de los que han acumulado un gran capital de dudosa procedencia y se convierten en clases emergentes, que negocian con algunas personas para suplir su necesidad de dinero, este caldo de cultivo incrementa la corrupción, al no tener una cultura que tamice y no agreda con su actuar a la sociedad en general.

 

Los verdaderos problemas del país están invisibilisados, y de a poco o en la presión ya del enfrentamiento, que no es armado, sino de posturas, hemos  terminado en el agrietamiento de la convivencia más íntima, al elevar las discrepancias  entre vecinos, las mismas familias y nuestras relaciones con grupos y colectivos que representan otra forma de pensar y hacer las cosas, la exclusión y el clasismo por ideas políticas o desde el tener, en un país diagnosticado e identificado como el segundo país más desiguales de Latinoamérica  y uno de los más violentos del mundo.

 

Entre las muchas causas para explicar el conflicto y en razón a lo que venimos discutiendo, es la del odio”,  por ejemplo, como el caso de los Castaño Gil en su guerra contra la insurgencia, el mantenimiento de una estructura armada  no es fácil, el sustento de la misma requiere de la inyección de fuertes sumas de dinero para su logística y operación, y ya no eran suficientes con solo los recursos de los ganaderos y empresarios, entre otros, como el caso más sonado y condenado en los Estados Unidos de América, de la Chiquita Brands y que no ha sido requerida en Colombia por su financiación de estas estructuras paramilitares, y en medio del ventilador prendido por Mancuso Comandante Paramilitar de las AUC, a su regreso al País , después de cumplir su condena en los Estados Unidos, denunciando ante JEP (Jurisdicción Espacial para la Paz) a la Empresa del Estado Ecopetrol en la financiación de esos grupos paramilitares, entre otras entidades nacionales e internacionales.

 

Ya por lo extenso del tema no profundizare frente a las raíces de la Compañía Bananera Chiquita Brands de su influencia en el Urabá y la “Masacre de las Bananeras en 1928” en la cual el Ejército Colombiano disparo contra miles de Mujeres, Hombres, Niños y Niñas en Ciénaga, Magdalena, en la defensa de los intereses de la empresa multinacional United Fruit Company, razón social en ese momento.

 

Un acto coordinado de las fuerzas armadas de la Republica de Colombia, no como un hecho aislado, sino en completa coordinación del Mando Castrense y el Gobierno nacional, en contra de los huelguistas y en apoyo a los intereses de esa Multinacional, afectados por los huelguistas (trabajadores campesinos y sus familias) azuzados por agitadores profesionales y comunistas al decir de las múltiples versiones con visos de ficción al respecto. Un error al enviar a controlar a los manifestantes, por parte del ejército y no de la Policía. 

 

No podemos caer en una lucha de clases, de ricos contra pobres o de pobres contra ricos, “en la propagación del odio gratuito” (son tantas las personas que no se ven afectadas en si por las decisiones que toma el Estado en materia de impuestos o sanciones a ciertos núcleos de poder, que llevados por el impulso de estar del lado de quien observamos que se encuentra bien, así y solo así le expresamos nuestro apoyo sin conocer de fondo, porque este núcleo de poder está siendo controlado o intervenido, por parte del Gobierno y salimos a manifestar o incluso eventualmente hasta eventualmente  perder la vida en los disturbios que se presentan de manos de desadaptados o amigos de caos o conductas terroristas, que nos dividen aún más por el alcance político de las circunstancias que han generado la manifestación o el revestimiento de causa política de la situación objeto de control por parte del Estado,  o por el contrario cuando se presenta una protesta contra la políticas de ese Estado y la resistencia a ceder de esos grupos o núcleos de poder, a ser intervenidos o moderados en medio de lo complejo de discernir lo legal de lo ilegal, por la instrumentalización de las masas en el interés de ese núcleo de poder, frente al Estado, realmente la cultura política y niveles de educación, son precarios, por lo cual la masa de personas son usados como carne de cañón, en cualquier conflicto que recurren por lo general a los más vulnerables ), ninguna Nación ha crecido o se ha desarrollado, aplastando a sus empresarios e industriales. Quitándole  a unos para repartirlos entre los demás, tesis marxistas y sistemas comunistas que ya no existen en el mundo actual.

 

La búsqueda y la concertación de un equilibrio son esenciales en las herramientas que permitan a la sociedad, la subsistencia en la relación reciproca de quienes producen, quienes trabajan y quienes consumen, que en realidad somos todos, laborando o generando capital para consumir, bienes y servicios de acuerdo al poder adquisitivo de cada estrato socio económico; en órdenes a que no disminuya la capacidad adquisitiva de unos y otros, ni la pérdida de calidad de vida de ninguna de las partes, por encima de los indicadores de bienestar de los unos en detrimento de la mayoría y no subsistan los elementos que distorsionan y mantienen los niveles de pobreza y miseria en la población vulnerable de nuestra sociedad.

 

A mayor capacidad de poder adquisitivo de las bases de la sociedad, para suplir o mantener con que comprar  y solucionar la demanda de sus necesidades básicas y de sustentar sus satisfactores en su realización como persona y sus relaciones con los otros dentro en el nivel de vida obtenido, beneficia sin duda alguna tanto a empresario como a industriales.

El crecimiento económico del Estado sería más estable y no sobre burbujas del mercado cambiario y otros reglones de explotación comercial y la especulación de precios y mercancías, tan propio del argot popular: el vivo vive del bobo, nos hacemos trampa nosotros mismos y encarecemos el costo de los servicios y bienes de demanda, con la consabida carestía y una inflación no sostenida por la falta de control de los precios al consumidor y/o de los costos de producción de ciertos elementos representativos de consumo de los hogares.

 

Un crecimiento cierto y sostenido de la economía, con unos estándares acordes al mercado internacional, mejoraría nuestra competitividad y revaluación de la moneda, este ejercicio de por si es mucho más difícil y desgastante sociedades intervenidas por el encarecimiento de los bienes y servicios por el flujo de capital de uno pocos con superávit de recursos económicos que no se explican su procedencia u origen, pero, si permean al mercado en general, la no transformación de la materia prima o le consolidación de clúster de producción especificas o derivadas contribuyan entre otros renglones de la capacidad empresarial e industrial del comercio en general, que contribuya a una sociedad en total crecimiento y desarrollo en esa dinámica y los ciclos de pago de impuestos generados del consumo y la producción de bienes y servicios y las obligaciones generadas de esas actividades con el Estado nutran sus arcas para el desarrollo como ciudad y alcance un buen y satisfactorio nivel de vida, o eso es lo que se busca.

 

Un Estado que cifre sus apuestas no solo en sus recursos naturales y la diversificación de su líneas de explotación y producción y no solo a la  dependencia de un solo producto, sometido a los cambios económicos, comerciales y políticos de esta era de globalización, un Estado que le apueste a la capacidad de sus gentes y a la genialidad de algunos de sus asociados, como lo son hoy países de avanzada y economías fuertes en modelos social demócratas y capitalistas exitosos.

 

El narcotráfico  construyo cerca o dentro  de los territorios ocupados controlados por los grupos paramilitares, no eran fortuitos, eran parte de la estrategia de su economía, que sostuvo su organización, lo que dio inicio a la llegada a sus filas y a sus cúpulas de los narcotraficantes, aunque se dejó sobre la mesa, una especie de puritanismo en medio de un conflicto bélico interno entre las UAC, de quienes eran los pura sangre, quienes enfrentaban a la guerrilla y buscaban medios para mantener la lucha al lado del ejército y la policía en el desarrollo de sus estrategias y operaciones consolidándose como un Paraestado, suplantando la justicia y al gobierno  legalmente constituido en virtud de la Constitución Nacional y pese a esto eran estructuras narcotraficantes o quienes en verdad eran los verdaderos grupos contra guerrilleros.

 

La legitimación de las estructuras criminales, se consolidaban gracias a la fuerza de sus armas, los ciudadanos que habitaban el territorio, vivían en una constante zozobra, o aceptaban obedecer al grupo ilegal que dominaba ese territorio, ante la ausencia del Estado( la capacidad de enfrentarlos y sacarlos de esas zonas, fue precaria inicialmente o años atrás por parte de las fuerzas del orden),  entonces, no les quedaba de otra, terminaban legitimando su presencia y acataban su administración como amos y señores; no fue una situación fácil, para la población civil, estaban conscientes o no de que ellos no eran bajo ningún criterio la autoridad, no obstante,  si los rechazaban, podrían ser amenazados y sometidos a su servicio, o les ordenaban abandonar el territorio so pena de perder la vida sino lo hacían.

 

La población civil fue forzada a la entrega de sus tierras y bienes, o ante la negación de prestarles apoyo y sustento con comida y animales de su finca o parcela, eran asesinados o ante el reclutamiento forzado de sus hijos a las filas de esa estructura criminal, un panorama muy complicado, que les sumo más penurias  ante la presión de las fuerzas armadas del país y asesinatos de estado como colaboradores o auspiciadores de los grupos ilegales, es decir, les presionaban ambas fuerzas y bajo estas presunciones fueron arrinconados cantidad de veces y sometidos al abuso por ambas fuerzas.                  

 

El crecimiento del “Paramilitarismo” en sus diferentes adaptaciones en el manejo de sus colosales capitales ilegales, producto de sus actividades ilícitas, a lo largo de la reciente y pasada historia Colombiana, en actividades tan lucrativas como: el desplazamiento y despojo de tierras, la explotación y la comercialización de hidrocarburos, la explotación y comercialización de la minería ilegal, de los recursos maderables y de las tierras raras que sirven de base para las industrias internacionales que fabrican diferentes mecanismos tecnológicos y de armamentos, el contrabando y compra de armas en el mercado negro  o en las guarniciones militares y policiales, ha generado un estado de violencia casi que continuo, por el enfrentamiento entre ellos mismos o con las fuerzas del Estado Colombiano.

 

Estos grupos armados ilegales también han instrumentalizado diferentes  organismos del Estado Colombiano, en la comisión de delitos, por la defensa de su poder armado, político y económico,  para el mantenimiento del lavado de sus activos y el blanqueo de su dinero,  infiltrando con sus dineros, actividades legales, aprovechando la ambición de los sectores  públicos y privados, de los empresarios e industriales y del sector bancario, un sin número de actividades comerciales y de servicios que habilitan el constante flujo del dinero producto de dichas actividades de rentas de capital ilegales.

 

No obstante a la “desmovilización” de los grupos Paramilitares bajo el Gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez (2002 - 2010), el 7 de Octubre de 2004 mediante una afirmación de su voluntad, de dejar sus actividades ilícitas, conocida como “Acto de fe por la paz” es por todos conocido, que sus variantes se mantienen y muy cerca a algunos de sus más representativas cabecillas o nuevos comandantes, como se hacen llamar sus jefes, que disputan nuevamente el control territorial y las rentas de sus negocios ilícitos hasta nuestros días.

 

EL gobierno de Álvaro Uribe Vélez  combatió frontalmente a las FARC – EP, en su política de “Seguridad Democrática” y “Plan Patriota” ; el aumento de la movilidad del ejército colombiano y el control del Aire por parte de las FAC (Fuerzas Aéreas de Colombia), debido al mejoramiento obtenido del Plan Colombia  aprobado por los Estados Unidos de América al Gobierno de Andrés Pastrana,  permitió dar de baja a grandes jefes del Estado Mayor de las FARC – EP y otros cabecillas entre otras acciones: dados de baja: Raúl Reyes, Iván Ríos, y El Mono Jojoy, se destaca la muerte por Causas Naturales de Tiro Fijo, el rescate de los secuestrados de la Operación Jaque, la fuga de Fernando Araujo Perdomo, la Entrega a Piedad Córdoba de los secuestrados Jaime Lozada y Gloria Polanco, Consuelo González de Perdomo, Clara Rojas y Sigifredo López  el único sobreviviente del asesinato de los diputados secuestrados de la Asamblea del Valle por un Comando de las FARC – EP.

 

La Política de Seguridad Democrática (PSD,) aumento el presupuesto a la defensa nacional; del pie de fuerza, y la creación y dotación de nuevas unidades operativas batallones de alta Montaña, pelotones de soldados campesinos que acompañaban a la Policía, redes de cooperantes y el ofrecimiento d recompensas a informantes,  compra de aviones y helicópteros, y la llegada a los municipios con estaciones de Policía; una profesionalización y fortalecimiento de la fuerza armadas, la creación de los comandos conjuntos, la Jefatura de operaciones especiales conjuntas y de grupos élites de policía y ejército; el incremento y fortalecimiento de la inteligencia.​ Adicionalmente el Gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez,  consiguió que el Gobierno de los Estados Unidos, bajo la presidencia de George W Busch, incluyera el conflicto colombiano en la guerra contra el terrorismo en Octubre de 2002.

 

Algunos lunares dejaron el ambiente que se gestó de la Política de Seguridad Democrática, el asesinato del Gobernador de Antioquia: Guillermo Gaviria, del exministro de justicia. Gilberto Echeverry, y ocho militares, ante el intento de rescate por parte de las fuerzas armadas colombianas.

 

La Operación Orión, intervención en la Comuna 13 de Medellín, uno de los diez y siete (17) operativos urbanos, entre el 16 y 17 de octubre de 2002. Bajo la declaratoria del Estado de Excepción, el combate se dio en contra las Milicias Urbanas de las FARC –EP, del ELN y los comandos Armados del Pueblo (CAP); una operación sumamente cuestionada por la ejecución conjunta entre el Ejército de Colombia y los Grupos Paramilitares, cuyas cifras aún no han sido determinadas pero se atribuyen a las fuerzas del Orden 71 asesinatos, a los paramilitares se les acusa de haber torturado por lo menos a 12 personas, se cuenta la desaparición de  92 personas, la sospecha que  la escombrera fue una fosa común, y que allí reposan muchas de las víctimas que figuran como desaparecidas, por parte de los paramilitares y la guerrilla, también ocurrió la muerte del Teniente de la Armada Mario Villegas, y 370 detenciones y 80 heridos, según la Corporación Jurídica Libertad. Cooperación confirmada ante los estrados judiciales de la Corte Federal del Distrito Sur de New York del Comandante del Bloque Cacique Nutibara, Diego Murillo Bejarano alias Don Berna y en una de las audiencias de Justicia y Paz de Móvil 8 y alias Aguilar de cuatro puntos, donde se hallaban enterrados en la escombrera de la Comuna 13 por lo menos 45 víctimas, meses después en uno de los puntos no hubo hallazgo alguno de los restos de los cadáveres.  

 

Aunque se considera un éxito esta operación por parte de la organismos del estado que buscaban recuperar el territorio y reducir la inseguridad por parte de los grupos que manejan la venta de drogas ilícitas, esta estructura delincuencial aún se encuentra en la Comuna 13 hoy día, y siguen a cargo de la extorsión de negocios familiares, el secuestro y la  intimidación de la población del barrio y el tráfico de estupefacientes.

 

El 7 de febrero de 2003 a las 8:15 p.m. explota el carro bomba (200 kilos de explosivos) en el Club El Nogal, un club totalmente lleno de sus socios e invitados en las actividades propias de su razón de ser, un lleno que dejo 33 víctimas civiles fatales y 198 heridos, las FARC – EP se atribuyeron el atentado y sostuvieron que allí estaban reunidos todas las fuerzas que le combatían, algunos sobrevientas argumentan que allí se reunía Martha Lucia Ramírez y Mancuso. 

 

El presidente Álvaro Uribe Vélez  fue víctima de varios atentados contra su vida, y su gobierno contuvo y bajo los indicadores de secuestros, homicidios y atentados terroristas en su primer gobierno. El Gobierno de Uribe impulso la reforma de la Constitución de 1991 y pudo hacer su reelección a su segundo periodo presidencial, un acto de reforma constitucional lleno de irregularidades y dadivas a los congresistas con el fi reeleccionista y de los que dan cuenta aun condenas en ese sentido, por la entrega de Notarias entre otros ofrecimientos para el logro de las mayorías en la aprobación de la reforma a la constitución.

 

De sus relaciones con el País de Venezuela, Chávez por su parte manifestó como un peligro la Política de Seguridad Democrática a la Revolución Bolivariana, y cuyas relaciones terminaron con la detención de Rodrigo Granda Canciller de las FACR – EP.

 

El Presidente Álvaro Uribe Vélez contrario a lo que se piensa mantuvo una posición de no apoyar las mociones de sanción de la ONU contra el País de Cuba, al margen de la posición de los Estados Unidos.    

 

En su segundo mandato, el Presidente Álvaro Uribe Vélez y bajo su Política de Seguridad Democrática, se dio a la fuga del secuestro de las FARC –EP ante el asedio de las fuerzas del orden Fernando Araujo Perdomo 2007, la Operación Fénix, la muerte de Raúl Reyes en territorio Ecuatoriano 2008, con la concerniente crisis diplomática y presidencial entre Bogotá DC y Quito, la liberación de la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, 3 ciudadanos estadounidenses y 11 militares colombianos. También en el 2008 se dio el gran escándalo de Agro Ingreso Seguro del Ministro Andrés Felipe Arias, alfil del Uribismo.

 

En el gobierno de la seguridad democrática, 32 pueblos de menos de 500 habitantes fueron prácticamente exterminados, y 74000 indígenas desplazados y centenares de líderes sociales asesinados, la inversión extranjera directa fueron de 8.500 millones de dollares, permitió la concentración de grandes proyectos mineros, muchas veces con la ayuda de grupos paramilitares que desplazaron a los campesinos y sus líderes.

 

Al Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, se le acuso y se les comprobó nexos de sus funcionarios y de parte del Congreso de la Republica con las estructuras paramilitares y su aprovechamiento electoral mediante el constreñimiento al elector  y la compra de votos, y de organismos del Estado Colombiano que habrían filtrado información para facilitar y beneficiar las acciones de estos grupos dentro de las que se incluyen masacres, asesinatos selectivos, desplazamientos forzados y otras acciones criminales.

 

El Presidente Álvaro Uribe Vélez  en su segunda Presidencia sostuvo un particular enfrentamiento con la Corte Suprema de Justicia, una situación sumamente tensa con acusaciones de conspiración por los escándalos de la Parapolítica y Yidispolitica y la no  pronta elección del Fiscal General por parte de las Altas Cortes de la terna enviada por el Presidente Uribe. 

 

El país nos dejó Álvaro Uribe Vélez o a su sucesor en cifras, un país como el mayor desigual de américa latina, con un índice Gini de 0,58% que mide las desigualdades económicas de una Nación, la pobreza supera el 45%, un desempleo superior al 12%, es el más alto de América Latina, la informalidad es mayor al 60%, la inflación es de casi el 8%, el crecimiento económico no llega al 1%, en tanto que la indigencia es del 16.6 % después de México. En nuestro país la acumulación de la riqueza está en solo el 10%, según un informe del PNUD pasamos del puesto 49 al 77, es decir, ya nos estamos pareciendo a países como Kenia y Ahití.

 

En los últimos ocho (8) años el presupuesto nacional se duplico y programas como AIS (Agro Ingreso Seguro) y Familias en Acción, fueron a parar al bolsillo de los que menos lo necesitaban, programas que fueron diseñados para combatir el hambre y la pobreza, de los casi 44 Millones de habitantes de Colombia, solo 8 millones trabajan por cuenta propia, en tanto 7 millones están desempleados y lo peor sin esperanzas de un trabajo.

 

En materia económica los tratados de libre comercio con Canadá y los Estados unidos quedan a la deriva, el déficit fiscal es el más alto de América Latina, se aposto por un crecimiento fuerte esperado de la minería y se mantienen a la baja la Industria y la Construcción, y sin mejora alguna con las relaciones comerciales con Venezuela y el Ecuador.

 

La Agencia ACNUR para los refugiados de la ONU, en su informe anual para Colombia revelo que 6.9 Millones de persona han sido desplazadas forzosamente de sus territorios, lo que nos ubica en el primer puesto a nivel mundial, lo que demuestra una total apatía del Gobierno y su ineficiencia con las víctimas de la guerra, las estructuras paramilitares fueron los mayores causantes del desplazamiento forzoso en el país bajo la estrategia de la Política de Seguridad Democrática.  

 

Durante el Gobierno de los 8 años del Presidente Álvaro Uribe Vélez, se autorizó la venta, liquidación y reestructuración de cuatrocientas sesenta y cuatro (464) entidades, vendió al sector privado entre otras empresas a Báncafe, un 50% más una (1) acción d Telecom, Ecogas, Gran Ahorrar, las electrificadoras de Norte de Santander, Cundinamarca y Santander por no menos de ocho (8) billones de pesos, y los procesos d enajenación del 10% más una (1) acción de Ecopetrol por un valor de 5,7 Billones de pesos, recursos según el Ministerio de Hacienda se destinaron al pago de Deuda.

 

En el tema de la salud ordeno la liquidación de 49 empresas entre ellas, La Caja Nacional de Previsión, el IFI, el Instituto para el Desarrollo de la Democracia Luis Carlos Galán, las Residencias Femeninas conocidas en todo el País, ISA, varias Empresas Sociales del Estado como el Rafael Uribe Uribe, Policarpa Salavarrieta, José Prudencio Padilla y las empresas sociales del estado Francisco de Paula Santander, y 240 Hospitales restructurados, se modificó la planta de 93 entidades y se liquidaron electrificadoras y empresas de servicios públicos logrando salvarse al final solo ISAGEN.               

 

Las investigaciones periodísticas, de la justicia colombiana y las declaraciones ante la JEP (Justicia Especial para la Paz), y en la polarización ( del conflicto que ha pasado del combate entre las estructuras criminales y las fuerzas armadas de Colombia, a la ciudad, la casa, al trabajo, a la familia, los amigos, entre quienes se sienten con la verdad y que en defensa de la misma, sus actos no excedieron la justicia o sus acciones procuraron la estabilidad del gobierno y de lo que hoy es nuestra sociedad, de las garras del comunismo o la izquierda.  

 

“Se comieron todo el queso y mataron al ratón, le pegaron tres balazos y quien fue ya se voló, se voló pa los oscuros huecos de las bestias innombrables, a recoger más billetes para acabar  con la plaga, y como dicen los señores: lo callamos o se calla, a las balas o a los golpes, así el niño este mirando, a si usted este comiendo, pa que vaya pues sabiendo, como son las vainas en las tierras de las altas democracias”. Fragmento de la cancion  “La sentada – La Muchacha”.  

 

Entre el 2005 y el 2008, todos los mandos militares sabían lo que estaba ocurriendo, con los mal llamados falsos positivos en nuestro país. Así lo señalo el hoy Coronel en retiro Luis Fernando Borja en ese entonces Comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta del Ejército en el Departamento de Sucre.

 

No podemos entonces, dejar pasar por alto la negociación o diálogos de paz con las FARC -EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y su “reinserción” a partir de la firma del proceso de paz el 24 de Noviembre de 2016.

 

El proceso de PAZ de las FARC –EP con el gobierno de Juan Manuel Santos Calderón y que impulso  al Presidente Juan Manuel Santos, a su postulación al Premio Nobel de la Paz, por la desmovilización  de las FARC –EP (Grupo que conservo su estatus de beligerancia [reconocimiento de una fuerza armada insurrecta, en su lucha u objetivo frente a un Estado Legalmente Constituido, mientras persistan las causas del enfrentamiento entre las fuerzas insurrectas y las fuerzas del Estado o Nación, el derecho a mantenerse en pie de lucha con todas sus consecuencias],esa fue la idea que vendieron a los países Europeos y bloques socialistas para persistir en la lucha armada o por derrocamiento de un gobierno que somete a su pueblo, lo asesina lo desaparece o lo mantiene bajo condiciones de miseria e infrahumanas], no obstante a que está demostrado por el peso de las evidencias, que no era una guerrilla, sino más bien una  estructura criminal, terrorista y narcotraficante;, vistieron con tintes políticos y de lucha social, sus actividades ilícitas, esta mezcla perniciosa, desde todo punto de vista, hizo eco del conflicto, fronteras indefinidas por las mismas condiciones de guerra y de los indicadores de desigualdad y violencia que permanentemente rodeaban a las bases poblacionales más vulnerables, un crimen atroz y de lesa humanidad, mantener una estrategia o una política o proponerse un estilo de vida mafioso y un estado que fuera permisivo y ocultara su ilícito en el manejo de la rentas ilegales, una total esclavitud y desafuero de las estructuras guerrilleras, mafiosa, paramilitares y hay en su nueva versión o así todo lo indica la Narco política – políticos haciendo narcotráfico).

 

El otorgamiento del Premio Nobel de Paz al Presidente Santos, por la desmovilización de Las FARC –EP, no es un argumento valioso o de reconocimiento positivo para las fuerzas políticas, o de los diversos grupos de poder  y poder económico, esto causo rivalidad por el desconocimiento de las tesis de esos grupos, que de cierta manera les indicaba su renuncia o revaluación de sus planteamientos políticos y económicos, esta rivalidad se acentuó ante las políticas de paz, reconciliación y no repetición para con las víctimas y quienes abandonaban las armas y creían en las bondades de la civilidad y su reincorporación a la Republica de Colombia, a quien habían enfrentado al empuñar las armas en su contra; una apatía y envidia de ver coronado a un hombre como adalid de la PAZ, una total indiferencia con las personas, nuestros conciudadanos que eran la primera línea o la carne de cañón, de un conflicto manchado de sangre, por la narco corrupción endémica y sistémica que recorre nuestra vida y nuestras relaciones como miembros del mismo Estado.

 

Se ha repetido tanto en la desmovilización de las AUC, como en la reincorporación de las FARC- EP, de sus actores armados, el no reconocimiento de sus víctimas y su resarcimiento por causa de los males de esta guerra, las figuras de reconciliación y no repetición son tan controvertidas por los grupos políticos opuestos a la Paz, que da la sensación de su odio y su incapacidad de realizar acciones de reconciliación, todo esto, porque no van a aceptar la responsabilidad y el cambio de actitudes en beneficio de una paz total, que nos permita desmovilizar el sectarismo y  la violencia de nuestro inconsciente colectivo, una reconciliación como ciudadanos, hermanos y la consolidación de una nueva Colombia en Paz. 

 

La gente que se ha identificado como “Gente de Bien”, han confundido la defensa de su estilo de vida, con la construcción de un Verdadero Estado en Justicia, y se alejan cada vez más como una fuerza de Extrema Derecha  y en la mayoría de los casos o en casi todos, por el mantenimiento de su status quo, a causa de las rentas ilegales o del manejo directo de las rentas ilegales, no por algo el conflicto ha durado tanto años, estamos mezclados y hoy vivimos en una parte importante de nuestra sociedad, de los dineros de esas rentas ilegales y no de la Industria y empresas producto de la legalidad, el esfuerzo, la constancia y la genialidad de nuestros ciudadanos, amigos o familiares, para hacer empresa en Colombia y vivir de la generación de capitales lícitos no es fácil, y que nos pidan que hagamos las cosas de otra manera que nos permita ordenar la casa, tampoco es fácil, mucho menos cuando lo que hay que hacer de buena parte y de manera, organizada y coherente es la de buscar caminos de entendimiento con la ilegalidad y sus tentáculos en medio de nuestra sociedad.       

 

Lo más seguro y todo lo indica así, es que con el ELN (Ejército de Liberación Nacional), no habrá una negociación,  esta estructura criminal no hará la paz con el Gobierno del Presidente Gustavo Francisco Petro Urrego, por lo mismo, como desmovilizar  e incentivar a sus filas a dejar las armas ante el panorama de su enriquecimiento ilícito de sus jefes por lo general, y el estado de guerra de sus combatientes, en la confusión del adoctrinamiento, entre la búsqueda de un país mejor y el manejo de las rentas ilícitas, y a hoy, seria esta guerrilla la más antigua del mundo y que desde sus inicios ha atacado la infraestructura del petróleo y la minería, entre otras actuaciones de su demencial guerra en contra del Estado Colombiano.

 

En un lapso de tiempo, superior a los cincuenta (50) años, del conflicto interno colombiano, las guerrillas, desarrollaron además de sus conexiones con gobiernos proclives a la izquierda y sus contactos con los grupos de narcotraficantes, la mutación de su pensamiento o de sus ideologías, para convertirse finalmente en un poderoso cartel y su participación en el manejo también de las demás rentas ilegales.

 

Las FARC – EP, no fueron en si un grupo poderoso y del fervor popular que los catapultara como opción de poder, sin embargo, amenazaron a  varias Presidencias,  con sus acciones terroristas y vandálicas, acosaron a la población civil, las FARC – EP aprovecharon la organización del campesinado entorno a los cultivos de la Marihuana y de la Coca, cuya producción y transformación fue el sustento de la familias en las zonas de cultivo y en las zonas donde se escondían los laboratorios y donde el clorhidrato de Cocaína, era comprada por los narcos, cualquier obstrucción de la justicia o de sus agentes por la presencia de contingentes del ejército o de la Policía, (Policía que  llego a tener grupos especializados en la lucha contra la guerrilla [Contraguerrilla]),  el campesinado se levantaba en defensa de ese sustento, lo que las FARC – EP aprovecharon y al defender esa situación, los campesinos se acercaron, y entonces pudieron hablar de bases sociales, lo que es irónico.  

 

Los escándalos de la FARC – EP, tuvieron relaciones con la clase política, empresarial, industrial y comercial , son innegables, nunca se comprobaron ante la justicia colombiana, nunca se le dio un sustento legal a los elementos que pretendían ser piezas de la investigación judicial, que destaparía la FARCPOLITICA, las investigaciones dan cuenta del entramado y de su sistema relacional, de lo contrario habría sido casi que imposible, su crecimiento y empoderamiento en los territorios de su influencia, sin la participación de algunos individuos o empresas del sector público y privado de este país, que a la sombra de las desigualdades y la no presencia del Estado en esos territorios, campeo la corrupción de unos y otros, bajo el poder colosal de los recursos del narcotráfico en su colusión, connivencia o camuflados por la corrupción política.

 

Al estilo de los traqueteos, las FARC –EP entraron en el negocio del narcotráfico, su producción, su exportación y su comercialización, con el poder corruptor del dinero, traspasaron la ética y moral de las comunidades y de los servidores públicos, adicionalmente el poder de las armas y su manejo de territorio de difícil acceso y selváticos terminaron sometiendo las poblaciones a su alrededor.

 

La actitud de no comprometerse por el otro, o la indiferencia ante el temor de perder  la vida, no ayudaba en el desarrollo de una institucionalidad por parte del Estado o del bienestar a través del Gobierno Local, Regional o Central en sus acciones en la lucha contra las drogas.

 

La guerra beneficia solo a una mínima parte, generalmente a  aquellos que viven de ella, quienes se enriquecen a costa de ella,  la guerra no soluciona nada, se pierden los mejores hombres o generaciones como carne de cañón en las venganzas y visiones personales o de odio de sus líderes o de un líder, las mujeres como herramienta de sometimiento del enemigo o la humillación del mismo, ante el mancillamiento de las mismas, para desmoralizar al otro o su bando, no obstante hoy son también parte de las filas de los ejércitos privados o de su reclutamiento por la fuerza, son instrumentalizadas para la guerra y son sometidas  a la desvaloración como mujeres en esas filas o ante sus comandantes o compañeros, el machismo y sexismo en sus propias filas y campamentos.

 

El papel de la mujer en la reconciliación y la no repetición de los hechos victimizantes a la población en general, es fundamental y claros ejemplos de su moderación en el conflicto o en la pacificación son determinantes.

 

No son suficientes, solo las propuesta por conseguir la paz y el desarrollo de programas desde el Estado en el territorio, se requiere la inversión por parte de la Nación y los Privados, en obras y un verdadero desarrollo, y no se consuman esfuerzos como los programas de sustitución de cultivos ilícitos fueron tibios y de corta sustentación en el tiempo y de los recursos económicos, quisieron colocar paños de agua tibia a las realidades de esas zonas, cuando no se cuenta con la infraestructura para sacar a la venta la producción o los recursos para la generación de una red comercial amplia y suficiente, efectiva y vigorosa.

 

No sabe uno que pensar, si en verdad el Gobierno no alcanza a hacer llegar el desarrollo en esas zonas, o el problema de la droga en esas zonas es tal, que al Estado Colombiano ya se le salió esa problemática de las manos y no tiene los recursos suficientes para contrarrestar dicha problemática, o esas zonas no les interesaba ningún clase de desarrollo en aras al negocio del narcotráfico, en esos territorios, entre más aislados, pobres y miserables se mantenga  a la población, más se beneficia el negocio del Narcotráfico, con una constante mano de obra disponible y silenciada por el dinero, que se queda en el comercio de víveres, licores y prostíbulos al orden del día en esos territorios, una vida disipada y algo sibarita al nivel de capos o del campesino en la cantina, plata era lo que había.  

 

La polarización corresponde a una política, es una planificación de núcleos de poder o políticos que siembran el caos para no permitir el cambio o que vean comprometidos sus intereses o pierdan el usufructo de las rentas ilegales, la perdida de sus beneficios directo e indirectos por el lavado de activos o el blanqueo de capitales, o quienes el sistema de cosas ha impulsado una economía y comercio del cual dependen empresas, industrias, familias y el ciudadano del común. Entonces no es vano preguntarnos: ¿cómo nos enfrentamos a esa realidad, cuando las cifras de informalidad son atan altas y las desigualdades sociales son tan claras y evidentes?.   No podemos seguir enfrentándonos por tesis tan reduccionistas y falaces, si bien tenemos diferencias muy marcadas el seguir ahondando el conflicto social y político, no nos llevara sino al aumento del derramamiento de sangre, a mantener los niveles de ignorancia, pobreza y resentimiento; no se trata de una lucha de clases, ni mucho menos, se trata de hacer la paz como sociedad y tener un norte, donde allá institucionalidad y no la voz mafiosa y de la corruptela imperante en esta sociedad Colombiana. 

 

En todo caso las fuerzas armadas no siempre enfrentaban a estos grupos, parece que sus comandantes vivieran del soborno o de la comisión, por hacer y dejar pasar, quienes hemos viajado por algunas partes del Sur de Colombia, vemos que los recursos de las fuerzas armadas han mejorado tanto por la capacitación del recurso humano, como por la obtención de modernas armas y de la tecnología con que enfrenta a esos grupos ilegales, el gobierno Ingles ha contribuido mucho a través del tiempo en esos apoyos de inteligencia y dinero para actualizar, fortalecer y modernizar a las fuerzas armadas y al Estado Colombiano en su lucha contra las drogas y la insurgencia.

 

Se avanzaba, pero, era muy difícil abarcar todo el territorio, ya que la movilidad de las siembras se adentra en la montaña y se cubre bajo el follaje del bosque o la selva espesa, los cristalizaderos y/o cocinas para el refinamiento de la coca, cuya calidad es de alta pureza y lo que aumentaba su auge o su demanda por los consumidores de diferentes continentes del planeta, por ello la importancia del apoyo de diferentes gobiernos europeos y americanos al Gobierno Colombiano.

 

Anteriormente el negocio de la coca en Colombia, se encontraba en otros países como Ecuador y Perú, teníamos que transpórtala desde esas naciones, la pasta de coca llegaba a los cristalizaderos en Colombia, para transformarla en clorhidrato de cocaína, y llegaba en pequeños aviones, hasta que en el Gobierno de Fujimori, presiono el cierre de estas rutas del narcotráfico, de tal manera, que entre unas y otras se importó todo el negocio a Colombia, si bien se hablaba solo de la coca, la siembra de marihuana es muy importante en Colombia ya que por sus pisos térmicos las cosechas es de cuatro en el año, mientras que países como Estados Unidos sus cosechas están por debajo con motivo de las estaciones durante el año, la calidad hoy por hoy es tan buen la de aquí, como la que se cosecha en los estados Unidos, en viveros por métodos hidropónicos. También existen en Colombia en menor grado territorios con siembra de amapola.

 

La economía del negocio de las drogas es muy dinámica, por ello hoy la demanda y la visión por ejemplo con el cultivo de la marihuana con fines “no solo del consumo recreativo”, sino de un gran mercado comercial de la marihuana “en los usos medicinal, deportivo y cosmético”, donde se separan sus componentes “el CBD para la industrialización de los productos anteriormente citados” y “el THC, es el componente adictivo”, para el uso recreativo, o mejor dicho para la traba y el uso de los consumidores, no obstante y muy importante, en la medicina en algunos casos muy específicos y por una minoría de médicos el prescribirla con fines terapéuticos en pacientes con dolores muy fuertes o pacientes en etapas  de patologías terminales.                      

 

La bondad del uso de esta droga, es menguada por la posición política de nuestros congresistas que atienden el interés al parecer de grupos iliciticos y posiciones de doble moral, ya que la legalización, la reglamentación para su uso y explotación es una industria multimillonaria, que beneficia tanto a los cultivadores, como a las industrias del sector que extraen el aceite de gran calidad y pureza para la creación de diversos productos.

 

En los Estados Unidos, donde es legal en veinte dos (22) Estados, es un reglón de primer orden por sus robustos ingresos al Estado donde se asienta su producción y explotación, como a los que comercializan la alta gama de productos en base al CDB. Y del consumo recreativo THC y/o con fines terapéuticos, casos como los de  Holanda, donde en su capital de Ámsterdam en el manejo del consumo es legal y controlado por el Estado, en orden a la seguridad y Salud Publica en su uso medicinal y recreativo y los casos de la habilitación  para uso medicinal en países como: España, Argentina, Chile, Italia, Reino Unido, Nueva Zelanda y Canadá.

 

Los congresistas Colombianos resultaron ser muy timoratos, moralistas y conservadores, o de doble moral ante el sopesar los costos y beneficios, o el cómo voy yo ahí, seremos parte del negocio, o lo serán nuestros amigos o simplemente bajo el espectro electoral y cálculos políticos. Me refiero en estos términos toda vez que al observar el comportamiento del negocio del narcotráfico y de las implicaciones que ha tenido para la sociedad colombiana en términos de la pérdida de vidas y de la seguridad ciudadana, aún persistan este tipo de sesgos.                

 

Un caso sui generis es la vida Colombiana, en muchos ámbitos por su formación y cultura, del todo vale, no es mi problema, hacer y dejar hacer, no es conmigo y de la indiferencia lograda por el miedo a las represalias de los maleantes  a lo que sumamos la no menos  estudiada o visibilizada, que “somos una de las sociedades más violentas del mundo”. Los noticieros no nos alarman o no nos alertan ante los números de asesinatos y victimas del consumo de las drogas que se instaló en el barrio la olla, o del narcomenudeo en las mejores discotecas de la ciudad o cerca o dentro de las instituciones educativas y cualquier calle de la ciudad, se volvió algo tan natural, que es delicado el grado morboso y de permisibilidad de la mentalidad que hace algo de esa actividad ilegal algo tan normal en la vida de las personas y de la sociedad y  el yo no estoy en eso, no es conmigo.   

 

¿Cómo no ser una sociedad enferma por la violencia?, si hemos vivido desde los primeros intentos de creación de la  Republica, en guerras civiles de las cuales destaco, como génesis de la delirante violencia en Colombia por su impacto: (la guerra de los mil días 1899 - 1902 ), (Guerra con el Perú 1932 - 1933), (Bipartidistas o de la Violencia 1946 – 1958),(Golpe de Estado General Gustavo Rojas Pinilla 1953 – 1957), Masacre de Estudiantes de Bogotá 9 de Junio de 1954)(frente Nacional 1958 – 1974),(Autodefensas campesinas del Casanare 1979 -1997),(Guerrilla EPL 1967 – 1991 Acuerdo de Paz ), (Guerrilla M-19. 1974 -1990), (MAS muerte a secuestradores 1981) (Paramilitarismo 1997 – 2004),(Guerrillas de las FARC – EP 1964 – 2016 Acuerdo de Paz). (Guerrillas del ELN  1964 – Aún en Conflicto).

 

Podemos establecer como una especie de marca o intentos de rescate de la civilidad en el país, de varios procesos de paz con las personas y grupos alzados en armas al estado colombiano, por la paz de la sociedad Colombiana, y que dan una idea de la transformación del proceso del Conflicto Armado Interno Colombiano, de sus rupturas internas o de sus contradicciones  ideológicas o guerreristas, con el guerrilla más vieja del mundo, el grupo guerrillero de las FARC – EP, con su reinserción a la vida civil y a la democracia del país, a través de su participación en política como un movimiento partidista o  político, la entrega de las armas y el abandono de sus actividades ilícitas, al cual y como antesala antecedieron a su negociación: “once (11) procesos similares”, que llegaron a feliz término con cada gobierno al menos en la desmovilización, entre ellos estos son algunos: el Quintín Lame, primera guerrilla indígena en Colombia (1991), el EPL(1991), M19(1990), Partido Revolucionario de los Trabajadores PRT (1990), Comandante Ernesto Rojas, escisión del EPL se desmovilizo en (1992) y Corriente de Renovación Socialista escisión del ELN se desmovilizo en (1994), Desmovilización de las Estructuras Paramilitares (2003 y 2006).

 

La huella de la violencia en Colombia es irregular y pérfida en el conflicto Interno Colombiano, ante exitosos y fallidos procesos de paz, como la desaparición sistemática y subterránea de movimientos políticos, fruto del avance de negociaciones con el gobierno de los actores del conflicto armado, como la UP, fundado en el año de 1985 bajo el acuerdo con el proceso de paz del Gobierno de Belisario Betancur y las FARC – EP, el exterminio de los integrantes de la Unión Patriótica UP, partido político surgido de esta negociación en los años de 1985 y 1993, y el asesinato de su máximo dirigente Bernardo Jaramillo Ossa, como candidato presidencial para impedir su participación democrática como un eventual Gobierno de izquierda en el país y por parte de una derecha represiva por intermedio de las estructuras paramilitares en connivencia con fuerzas de seguridad del Estado Colombiano y de versiones sin comprobar de asesinatos por parte de las mismas FARC - EP como actos disciplinarios a sus directrices.

 

Han sido tal las magnitudes de los magnicidios en Colombia que ha hoy podemos mencionar sin mayores consideraciones ya que muchos de estos crímenes aún permanecen en la impunidad y su configuración de crimen de lesa humanidad y crímenes de guerra a través de la larga duración de este conflicto armado interno colombiano: Carlos Pizarro Leongómez M19, asesinado en 1990, Manuel Cepeda Vargas UP, asesinado en 1994, José de Jesús Antequera Antequera UP, asesinado en 1989, Jaime Hernando Pardo Leal UP, asesinado en 1987. Jorge Eliecer Gaitán Ayala Liberal, asesinado en 1948, Luis Carlos Galán Sarmiento Liberal, asesinado 1989, Álvaro Gómez Hurtado Conservador, asesinado en 1995, Jaime Hernando Garzón Forero (Jaime Garzón) Periodista, asesinado en 1999, Héctor Abab Gómez  Médico Especialista en Salud Publica, Diplomático y Político, asesinado en 1987, Jorge Enrique Pulido Periodista, asesinado en 1989, Orlando Sierra Hernández Periodista, asesinado en 2002; a esta fatal lista le hacen falta muchas más figuras de nuestra sociedad, y se haría supremamente larga, con aquellos, que desde el anonimato de su crimen paso como una estadística más del conflicto, son tantas las masacres ocurridas a lo largo de este conflicto, para no creer o dudar que si se ha acomodado una especie de histeria en nuestras vidas o en el colectivo.

 

La sobre excitación, que es un disparador de la violencia en los diferentes reglones de todas nuestras relaciones como seres humanos, por la alerta permanente que causa el conflicto y las problemáticas de seguridad ciudadana y ante el desafuero de las luchas políticas y su forma de resolución y por el Conflicto Armado Interno Colombiano, el combate ya no es en tierras lejanas y pueblos olvidados  y en las selvas, hoy se ha trasladado al salón de clases, a la sala de la casa, al cuarto de dormitorio, al estadio, a la oficina, que terminan en enfrentamientos que pueden iniciar  verbalmente y ante la intolerancia y no ceder  a nada, ni a nadie, ni ante nosotros mismos el desenlace puede ser cruento y fatal, terminamos en enemistades por irreconciliables posturas, frente a temas que nos dividen en bandos, del que no siempre tenemos su contexto y su significado, mucho menos sus alcances, por la inducción muchas veces de lo trasmitido en los medios de comunicación o de lo que queda en el aire sin un sustento de critica que esclarezca la intención o beneficio de la información, ese cuarto poder, usado como instrumento de batalla e inductivo, por su influencia en el desarrollo del ejercicio de los tres poderes públicos del Estado.

 

No puedo seguir hilvanando este relato y reflexión, sin referirme antes al periodo Presidencial de Andrés Pastrana Arango entre 1998 y 2002, por lo que significo en medio del conflicto Armado Colombiano con las Guerrillas de la FARC – EP.

                                                   

La creación del “Plan Colombia”, en el Gobierno de Andrés Pastrana, bajo la dirección de Jaime Ruiz Llano en el año de 1999 como Director del DPN, asumió la Dirección del Plan Colombia, que contó con recursos y apoyos de la comunidad internacional para el fortalecimiento de las instituciones nacionales, especialmente el ejército nacional y la justicia colombiana, con el fin de enfrentar el embate del narcotráfico.

 

A manera de ilustración del Conflicto Armado en Colombia, el Dr. Jaime Ruiz explica: que para los años de 1985, los carteles de Medellín y Cali se habían hecho en gran parte al poder de la distribución de la droga en los Estados Unidos, calculan las autoridades americanas que la población éntrelos 18 y 22 años, consumían cocaína. Es decir, el pico era el más alto contemplado y vivido por los estadunidenses, lo que alerto a las autoridades sanitarias y al gobierno como tal para desarrollar estrategias para disminuir alto índice de las tasas de consumo.

 

Apenas se entiende o se trata de entender el consumo de las drogas por su alta capacidad de adicción, no se tiene aún claro en que o en cual población son proclives al consumo, no obstante, puede aparecer entre el diez por ciento (10%) o el quince por ciento (15) por ciento de la población de un país, las personas experimentan un click o de conexión o de placer, que nunca más vuelven a experimentar pero quedan enganchados al consumo por su adicción, y como etas drogas son la puerta de entrada a otros consumos de drogas más pesadas o fuertes.      

 

En el siglo XIX se presentó un alto índice de consumo en la población China que a la luz de las investigaciones y evidencias se calculó en una escala de entre el diez por ciento (10%) al cuarenta por ciento (40%) de su población; la relación de este mercado surgió de la venta del opio por parte de los Británicos, al vínculo estrecho comercial que tenían con los Chinos quienes les vendían solo el té y la seda, China no le compraba nada a los Británicos, lo que se tornó en déficit comercial para los británicos, que solucionaron con este intercambio tan funesto, hasta ser declarado ilegal y perseguido por el Imperio Chino.      

 

El pico de consumo a mediados de los 80s en los Estados Unidos de América,  obviamente preocupo a las autoridades estadunidenses, por la salud pública de sus ciudadanos y la inseguridad propia de estas actividades ilícitas en la convivencia ciudadana y de seguridad de la nación. Declarar la guerra a las drogas no era solo una cuestión de salud pública, había que evitar que su consumo llegue a indicadores epidémicos.

 

Inicialmente en el afán de frenar el consumo, se realizan las fumigaciones como una respuesta de acabar con el foco o el origen de la producción de la droga, sin embargo de fondo el Gobierno Colombiano uso esta estrategia para el control de los territorios y diezmar el flujo de caja de los narcotraficantes, que para el año de 1985, correspondían a una cifra que rondaba entre el uno por ciento (1%) y el once por ciento (11%)  en los cálculos más conservadores, del Producto Interno Bruto (PIB) Colombiano, que era de 35 Billones de Dollares.

 

El conflicto visto en  cifras era todo un reto y de una desproporción gigantesca, entonces cómo defender la institucionalidad en desestabilización de la proporción de las capacidades del Estado Colombiano, frente a los recursos que generaba el narcotráfico; la importancia de convencer a los países que colaboran con el fortalecimiento del Ejercito Nacional era fundamental, y sacar de lado el lobby de las guerrillas que en Europa alcanzaron a describir a una Nación pobre y explotada, por Gobiernos corruptos.

 

El plan Colombia logro entonces abrir los carteles y que él envió por aviones hasta los EE UU, pasara a su envió hasta México, y siguiera a través de embarcaciones, rutas menos fuertes. Si bien hoy llegan a través de otras rutas como Venezuela hacia África y de África a Europa, en cuanto a las cifras con referencia al PIB, ya no desestabilizaba a la Nación, se contrarresto, frente a la proporción de un PIB superior a los $1.572.458 miles de millones de pesos hoy en Colombia. Por su parte los EE UU redujeron el consumo de drogas para esos periodos de su población.

 

Si no hubiera sido por el fenómeno del Narcotráfico en Colombia, las guerrillas hubieran desaparecido en los 70s u 80s en Latino América.  El conflicto subsistió al amparo del dinero del narcotráfico y aumento con la aparición de los grupos de autodefensas que también se contaminaron, al fin de cuentas todos estos grupos se arroparon con fachada política para posteriormente negociar con el Estado Colombiano, como un tema político.

 

A partir de los 90s con la aparición de las autodefensas, la población se identificó y se volcó hacia las autodefensas, que los defendían del ataque de una guerrilla que crecía por el influjo se su participación en el narcotráfico y no desde sus fundamentos ideológicos, la arbitrariedad de las guerrillas afianzaron la imagen de los paramilitares en la población que se sentía defendida por ellos, estructura paramilitar que venía fortalecida desde el Gobierno de Ernesto Samper Pizano por su Ministro de Gobierno Fernando Botero; Gobierno que termino enlodado por el Proceso 8000, como se conoció el Ingreso de los Dineros del cartel de Cali en la elección Presidencial de Ernesto Samper Pizano ( 1994 – 1998).

 

La idea del Presidente Andrés Pastrana era de hacer la Paz de conseguir helicópteros y por ello encargo de “la construcción del Plan Colombia” al Dr. Jaime Ruiz, el mismo que tan pronto recibiera su despacho, el Dr. Ruiz recibió la visita de un General Americano en su oficina, quien le explico que la movilidad de la guerrilla era de siete (7) kilómetros por hora y la del Ejército Colombiano era de seis (6) kilómetros por hora, lo que significaba que el ejército llegaba días después a la zona donde se había presentado el ataque de la guerrilla o se había detectado su presencia y con la desventaja que el Ejercito podía ser emboscado a su llegada a ese territorio, porque además no se tenía control del Aire.

 

Adicionalmente explico el General Americano, que el ejército colombiano, no tenia de base un ejército profesionalizado, es decir, lo que conocimos como la prestación del servicio militar, era un ejército conscripto (existía una obligación constitucional y legal de prestar el servicio militar), hacía que en sus filas cambiaran cada época por nuevos contingentes de reclutas o las incorporaciones para prestar el servicio militar, no conocían necesariamente el territorio, ni estaban enseñados a andar por esos territorios y/o en permanente combate, por su formación o instruccion.

 

Comprar Helicópteros en los EE UU para esa época era un costo muy alto a las finanzas del momento, con la situación que el pedido llegaría cuatro años (4) posteriormente a la solicitud de los mismos, y convencer a los americanos que la ayuda que estaban dando de la fumigación, gestión que adelantaba ante los Congresistas Republicanos el General Rosso José Serrano y su impacto era muy bajo, no servía de mucho.

 

En la discusión con el Gobierno Americano Bill Clinton coincidió que este esfuerzo no era el que se necesitaba y que “Colombia puede convertirse en un Estado Fallido” por la proporción de los dineros de los narcos frente al Estado Colombiano, el Gobierno de Pastrana también lidiaba con indicadores del 16% de Inflación, un 16% de desempleo y tasas de interés bancario del 50%, las FARC –EP contaban con 20 mil hombres alzados en armas y sus múltiples tomas, la muerte de soldados que no eran profesionales y los secuestros.  

 

No fue fácil convencer al Partido demócrata, por la presión de Human Rights Whatch y la ascendencia que tenía El Sr. José Miguel Vivanco en ese partido, he hizo oposición al fortalecimiento del Ejército Colombiano ya que el mismo estaba ligado a los grupos Paramilitares, el Plan Colombia entonces era una herramienta más en la guerra interna de Colombiana y a la violación de los derechos humanos.

 

En los diálogos de Paz del Gobierno de Pastrana con las FARC –EP, en una reunión con Tiro fijó alias de Manuel Marulanda Vélez, fundador y máximo Jefe de las FARC, el Presidente Pastrana le informo a Tiro Fijo: Yo estoy creando un ejército, usted vera si lo quiere para la paz o para la guerra, contrario a lo que se cree el Plan Colombia, pese a sus enconadas críticas, en ese componente militar no fue secreto, ni mucho menos ingenuo.

 

El logro del Presidente Pastrana del apoyo de España e Inglaterra, permitió cambiar la visión de Europa del Conflicto Armado Interno de Colombia y su complejidad.

 

La fumigación siguió estando presente en el Plan Colombia y se realizó en proporción a bajar en un 50% los cultivos, el Gobierno de los Estados Unidos, entrego 124 Helicópteros, que el Gobierno Colombiano no tuvo que comprar, y los Helicópteros que compro Venezuela que a la llegada de Hugo Chávez al poder, los EE UU pasaron los 20 Blackhawks a Colombia, esto permitió el control del territorio y del Aire en corto tiempo; la institucionalidad fue también un gran esfuerzo del Gobierno Colombiano que en ese momento mando un mensaje de no permitir al ejercito de alianzas con los grupos paramilitares.

 

El Dr. Jaime Ruiz y el Dr. Mauricio Cárdenas viajaron y presentaron el Plan Colombia a las FARC en el Caguán, las FARC habían dicho al Dr. Víctor G Ricardo, Alto Comisionado para la Paz del Gobierno de Pastrana,  que no era de buen recibo en las negociaciones, el Plan Colombia. Se expuso el Plan Colombia y se aclararon las dudas por parte de los funcionaros a los integrantes del Secretariado Mayor de las FARC del Plan Colombia.

 

Cuenta el Dr. Mauricio Cárdenas en una de sus entrevistas que uno del personaje más importante en una de sus visitas al Caguán, por todo lo que a sucedía  a su alrededor en ese momento era el nivel de influencia de Gabriel García Márquez, como también su impresión con Tiro fijó al observar su soberbia al levantarse de la Mesa de negociaciones argumentando que ellos cobraban sus impuestos y nosotros los nuestros, eso no iba para ninguna parte, concluyo El Dr. Cárdenas.         

En un arduo trabajo entre el Dr. Jaime Ruiz y el Presidente Andrés Pastrana con el Gobierno Americano en la Presidencia de Bill Clinton, y los Congresistas Republicanos y los Demócratas de los EE UU, finalmente se aprobó para Colombia una partida de $1.300 millones de dollares, de los cuales el 80% estaría destinado a fortalecer la capacidad operativa de la fuerza pública y solo un 20% a la asistencia económica y social. Un claro voto de confianza al Gobierno de Pastrana que no se encontraba ligado a escandalo alguno con los paramilitares y su intención de paz con las guerrillas.         

       

El proceso de la negociación de paz con la guerrilla de la FARC y la construcción del Plan Colombia en el Gobierno de Pastrana, había podido tomar otro rumbo, como paso años más adelante con el Conflicto Armado Colombiano, en ese momento en especial, se distancio la frontera del Estado Colombiano con los Narcotraficantes, al iniciar el proceso de minimizar el poder de los Narcos en cifras y la recuperación del territorio y la institucionalidad en la estrategia de la aplicación o la entrada en marcha del Plan Colombia.

 

En palabras del Dr. Mauricio Cárdenas, en este apartado  del Gobierno del Presidente Andrés Pastrana, que habría pasado, por ejemplo en un Gobierno de Uribe Vélez, sin la fortaleza de un Ejército Nacional en contra de la lucha insurgente; cabe agregar que en el apropiamiento de esta capacidad militar y tecnológica, en adelante los golpes asestados a los máximos jefes del Secretariado Mayor de las FARC -EP, fueron contundentes y presionaron el retiro de las guerrillas de los territorios y cercanías a las grandes ciudades. 

 

Como en todo conflicto, las variantes del mismo, no siempre se pueden calcular y más en un conflicto tan largo como el Colombiano, lo cual le hace característico de cada Gobierno de como asume su política, su medidas económicas y las determinaciones en términos de la seguridad de la Nación, del territorio,  y la confrontación del avance de las estructuras delictivas o su desmantelamiento. 

 

Bajo el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez (2002 – 2010). “Se inició la Política de Seguridad Democrática” la cual siguió el hilo conductor de lo iniciado con el Plan Colombia, el aprovechamiento de los Helicópteros proporcionados por EE UU de América, y el fortalecimiento del Ejercito que permitieron la recuperación de territorio y el control del Aire, con una respuesta efectiva ante el embate de la guerrilla o en el combate de las mismas donde fueran halladas, lo que al final termino en un proceso de paz entre las guerrillas y el Estado Colombiano. Un análisis que se realiza por fuera de los egos y que un lapso de 15 años concluyo con la paz con las FARC - EP.

 

Como hemos sostenido en el desarrollo de este escrito, cada gobierno o etapa del conflicto, tiene sus propias dinámicas, lo cual no escapo al Gobierno de Uribe Vélez, que entre sus múltiples acciones como Gobierno, se le instaló un velo, una duda razonable sobre los organismos de seguridad, las fuerzas militares y su relación con las AUC, el seguimiento, perfilamiento y hasta intervenciones, de tipo espionaje, de la Corte Suprema de Justicia, a unos Periodistas, a algunos Activistas de los Derechos Humanos, y ONGs así como de diferentes líderes comunales y ambientales, al parecer grupos o personas de interés del Gobierno y/o de los grupos ilícitos que requerían datos de inteligencia para sus mucha actuaciones criminales, desde la óptica de contrarrestar y/o eliminar las amenazas que provinieran de todo aquello que les hiciera pensar que sus relaciones eran directas o indirectas con el avance de la izquierda en el empleo de todos los medios de lucha y su objetivo de tomarse el poder.

 

Toda esta paranoia  y excitación exacerbaba las diferencias políticas entre los  contradictores políticos, y con el fin de eliminar la competencia en la implementación de un ideario político, de las tesis del gobierno de turno en materia de la llamada seguridad democrática, y el mantenimiento del status quo, con referencia a salvaguardar la clase empresarial, industrial y bancaria, como pilares de nuestra economía, ante el asecho de esas formas de pensamiento izquierdoso recalcitrante percibidos por la derecha y ultraderecha que ven o sienten el fin de sus beneficios e inversiones.

 

No es ajeno entonces para las generaciones desde a los años 60s en el conflicto Armado en Colombia, las continuas olas de violencia y de la represión por parte del Estado en las Ciudades, por ejemplo: la figura del Estatuto de Seguridad del Presidente Turbay Ayala y lo que eso represento en términos de la ciudadanía, por los alcances que de él hicieron los organismos de seguridad del estado, como el F2 de la Policía Nacional, el B2 del Ejercito Nacional, la participación del otrora DAS (Departamento Administrativo de Seguridad), las cifras en crecimiento de los  desaparecido, tras comprobarse sus nexos y servicio a los paramilitares y narcotraficantes, la incautación de los cargamentos de droga y de contrabandos por parte de la Naval, y las respuesta efectiva y letal de la Fuerza Áreas de Colombia (FAC) en el combate a la guerrilla.

 

El accionar de las fuerzas del orden, de las legalmente constituidas, en la defensa del Estado Colombiano, se vieron envueltas en la comisión de delitos, por la extralimitación de sus funciones, de la colaboración con los grupos paramilitares que realizaron la guerra sucia en el nombre de la libertad y el orden que debía mantener el Estado con sus fuerzas armadas, “ya lo he dicho y lo vuelvo a repetir, somos un país enfermo por la violencia”.

 

“Somos una sociedad, con antivalores y del no ceder ante nosotros mismos”, toque a cavar hasta con el nido de la perra (dichos populares o de los bajos mundos que construyen una especie de léxico propio de las bandolas y de las barriadas), una expresión del común.

 

No nos inmuta lo que pasa muchas veces a nuestro alrededor, como lo que vivimos en los diálogos de San Vicente del Caguán, con el Gobierno de Pastrana y  las FARC – EP, a la vista de gobiernos internacionales y la prensa mundial, por decirlo de algún modo, era el reflejo en un espejo macro a la mirada del micro, y las condiciones de valoración de los principios que debían unirnos como sociedad y como Nación, los diálogos de paz estaban cargados de la posición del poder que sentían en su propia estructura y sustento de sus capitales ilícitos, por su parte el Estado Colombiano tendía los puentes en la búsqueda de una salida Política nuevamente con las FARC - EP, pese a que el crecimiento de esa guerrilla, no era político o en el fervor de las comunidades, que no se sentían representados por esas estructuras, era claro entonces que la guerrilla estaba en el negocio del narcotráfico y no le interesaba alejarse de sus actividades ilícitas.

 

La consecuencia de estos enfrentamientos ha dejado en la sociedad, hechos de intolerancia en la parte urbana y rural que cada vez más cobraban víctimas, por la guerra que sostenían los jefes de las estructuras criminales en la defensa de sus negocios ilícitos en el enfrentamiento con las fuerzas del orden legalmente constituidas, y el sacrificio de sus combatientes por la promesa de un pago o la ideologización de sus mentes, que les sirvieran a sus oscuros propósitos.

 

Los coletazos del conflicto, presionaban la seguridad ciudadana, sembrando el miedo y caos en la población directamente por ser victimizados o por el ambiente caldeado por la animosidad política con el que revisten sus acciones para negociar con el Estado, en algún momento del desarrollo del conflicto, en el eventual caso que sean vencidos o acorralado, en la estrategia de sacar y limpiar sus ganancias. obtenidas del manejo de las rentas ilícitas, una salida políticas e inserción de sus combatientes en la civilidad.

 

Todo este tiempo, bajo décadas de conflicto en el campo y en las ciudades, termino imprimiendo una impronta  violenta y por consiguiente el desarrollo de actos de intolerancia, un comportamiento obtuso de las discusiones del día a día entre vecinos, amigos familiares y el encono de las posiciones políticas, sociales y económicas. Las diferencias se ahondaron cada vez más entre los jefes con sus subalternos o colaboradores, las tragedias a montones por el estado violencia que domina a cada esfera de nuestra sociedad.         

 

Irónicamente, frente a todo lo logrado en el proceso de paz del Gobierno del Presidente: Juan Manuel Santos Calderón, se invitó a la ciudadanía a refrendar con su voto el proceso de paz.

 

No obstante,  a las críticas de diversos sectores de los beneficios que esas guerrillas tenían, como el pago de condenas irrisorias ante la magnitud de sus crímenes, el quedar en libertad por su colaboración ante la JEP y lo que en boca de otros contradictores del proceso, la segunda Ventanilla Siniestra, por la cual se lavaron sus cuantiosas fortunas, este refrendación de la ciudadanía del proceso de paz, demostró de cierta manera lo lejos que estaba esta otrora guerrilla del fervor ciudadano. No obstante quedan sobre el tintero otras aristas de lo logrado en la firma del proceso con la FARC – EP almenos en el papel, ante la imposibilidad de la implementación muchos de los acuerdos de la Habana.

 

La votación fue contrario al SI, favoreció al NO, es decir, el pronunciamiento de la ciudadanía fue negativo, frente a la negociación de paz con el grupo insurgente, y que como hemos venido evidenciando, y lo repito, se antepusieron a esa negociación de paz , once (11) procesos de desmovilización y reincorporación con los grupos armados ilegales del país, dando cuenta entonces este hecho, de la pugnacidad de los procesos en Colombia, que no solo son armados en los territorios, también abarcaban las demás esferas políticas y sociales de la Nación, en el disenso consiente o del inducido al elector o votante.

 

El plebiscito del proceso de paz del Gobierno de Santos en el año 2016, con las FARC – EP, no obtuvo un espaldarazo, como en su momento lo obtuviera en 1957 el Frente Nacional (la alternación de gobierno entre el partido liberal y partido conservador buscando la salida del poder del General Rojas Pinilla, quien pretendía perpetuarse y en el que por primera vez votaron las mujeres en Colombia). 

 

Llama la atención sin duda, como una alta tasa de la población colombiana que no ha padecido el conflicto con las narco guerrillas o fueron el blanco de la dinámica del narco paramilitarismo, que viven en asentamientos urbanos con todas las comodidades posibles, la que se supone se informa de la realidad de la nación a través de los medios de comunicación o se mal informan por tener solo a mano una parte del amplio espectro de los elementos que conforman el estado de violencia en Colombia.

 

Los que Votaron NO, lo hicieron desde su entendido, de tener suficiente información de la realidad nacional  o por una falta de información y conocimientos al respecto, prefiero pensarlo así, que el seguir ahondando en la discusión de una falta de empatía, y de soslayo el rigor conductual de actitudes de racismo y clasismo irreverentes y mordaces, una exclusión y el fomento de las luchas de clases y persecuciones por pensar diferente o querer hacer las cosas de otra manera.

 

No votaron en su mayoría al NO, los padres o hermanos o amigos de los jóvenes que sirven de carne de cañón a los intereses de los jefes paracos o farianos, habitantes de la urbe o de la región rural o lejana de grandes poblados y desarrollos.

 

Votaron NO, las personas que viven en la burbuja que les ha permitido mantenerse en el beneficio que se puede obtener desde la generación de capital o de sus ingresos por el pago de salario por la prestación de sus servicios profesionales, o por el pago de sus servicios desde el empleo formal o a término fijo o indefinido o por obra contratada y/o a través de las diversas actividades comerciales y de bienes y servicios.

 

Votaron NO, quienes se ven representados por su relación directa o indirecta con los Capitales Industriales, Comerciales y del sector Público y Bancario, es decir, todo aquel que de una u otra forma entiende que un cambio en su estilo de vida no tendría que suceder, independiente del origen de sus recursos y en mayor razón todos aquellos que son los dueños de los medios de producción y entendían que su modus vivendi estaba o podía ser amenazado.

 

Votaron NO, mucha de la población que se sintieron identificados con las tesis que defendían la permanencia tal y como están en ese estilo de vida, y que por su condición económica, de educación y niveles de glamour, esa vida no está a su nivel y que quizás nunca lo va estar.  Aclaramos que los que votaron NO, estaban en su total derecho a elegir dentro de las reglas que se establecieron para este propósito, eran libres de elegir y así lo hicieron y eso en sí no debe representar un problema, su pronunciamiento fue el de una mayoría y por concerniente totalmente valido. 

 

Un análisis más frio en referencia a las tesis expuestas en el histórico de esta reflexión, pretende demostrar la simbiosis  en las verdaderas motivaciones de esa decisión de Votar NO, con relación al Conflicto Armado en Colombia.

 

El enfrentamiento paso de los territorios y del enfrentamiento entre las mismas facciones, y con el Estado Colombiano, a la conformación ya no solo de bandolas armadas y reaccionarias a la de los bandos, entre la misma sociedad, es decir, nos agrupamos de acuerdo a los intereses y por supuesto que es algo licito, sino fuera por la inducción de la población y la reducción de su capacidad de razonamiento, al manifestarse en contra de situaciones sociales, políticas y económicas, que guardan un fin oculto en la apariencia de legalidad, la instrumentalización de la población en la lucha política ha generado una herida casi irreconciliable, por la defensa en general de los capitales de las rentas ilícitas y los dineros corruptos solapados a argumentaciones políticas y filosóficas. Ideologías a las masas para polarizar el descontento ciudadano para instrumentalizarlo en contra del Gobierno o de quien se enfrenta a sus fines, oscuros y perversos, donde lo que vale menos es la palabra y la vida.

 

La financiación de las diferentes campañas, locales, regionales y Nacionales han estado curtidas por el dinero de la Narco Corrupción y la Corrupción Política, lo que hace imposible el desmonte de carteles y grupos políticos asiduos al poder y su ambición sin límite, que corrompen la voluntad ciudadana.  

 

La falta de información, y de argumentación  y de posturas verdaderamente fundadas frente a la evidencia sobrada de la utilización perversa de la población, ha creado otro frente de guerra en el tejido social de nuestros capitales relacionales, por demás ya vulnerado ante el estado constante de perturbación por el Conflicto Armado Interno Colombiano.

 

“Que aún, y que a estas alturas del Conflicto Armado Colombiano, a excepción de pocas esferas de nuestra sociedad, no tengamos claro que el Narcotráfico ha sido la mayor pesadilla por la que hemos atravesado como Nación”, es desesperanzador y supremamente triste.

 

Este nefasto capítulo que permitió el desarrollo de la violencia más virulenta en el País de la que se haya tenido conocimiento, este conflicto baño el territorio a lo largo y ancho del país con la sangre de nuestros conciudadanos, y en la que arrebataron la vida a diferentes agentes del estado colombiano, de la sociedad civil inerme y desamparada, no había frontera alguna.

 

Hoy todavía nos enfrentamos como sociedad en defensa de esa plaga, de ese flagelo, como lo es el Narcotráfico, que ha profundizado nuestras diferencias en la anhelada búsqueda de nuestra felicidad y prosperidad, es difícil que no hayamos entendido aún, del  poder corruptible del dinero de los narcóticos, que han truncado y retardaron el desarrollo de nuestro país, como una nación prospera y en paz.

 

Son millones las víctimas directas e indirectas a lo largo de esta guerra fratricida por la ambición de unos pocos; el narcotráfico aumento la corrupción de nuestras instituciones públicas y la de sector de nuestra sociedad que se prestó a su juego.

 

Son ya varias las generaciones asesinadas por la avaricia y ambición de unos capos crueles, desalmados y han perpetuado la violencia física y psicológica en nuestra población.

 

El Narcotráfico ha suplantado la autoridad del Estado Colombiano y en especial el papel de la Justicia, al limitarla y minimizarla en favor de sus estructuras  criminales.

 

El Narcotráfico ha doblego a ciertos sectores de nuestra economía, para su beneficio, aprovechamiento y el lavado de activos y blanqueo de sus capitales mal habidos.

 

Que en la defensa de sus rentas ilícitas han victimizado a la población, disfrazando su verdadero origen y pretensiones, de elementos políticos, económicos y de seguridad.

 

El dinero de las rentas ilícitas rueda a raudales por nuestras ciudades, nos convirtieron en un país consumidor, viven de la miseria humana, aumentando la inseguridad en nuestras ciudades y la del campo, se paga con la vida el atreverse a cruzar su camino o siquiera hacerles una denuncia.

 

Polarizaron el país, con cuentos políticos, nos crearon un enemigo interno, ese que pretendan cambiar las cosas como están, ese que en función de la legalidad asuma el enfrentarlos.

 

La comodidad que ofrece el dinero fácil, por encima del respeto de las normas y la Justicia, que quien los enfrente solo propiciara el hacer caer al país en la pobreza extrema y la expropiación, todo lo que sea que sirva a sus intereses mezquinos, habiendo sido ellos los causantes de la migración de los territorios de numerosas  poblaciones y del despojo de sus tierras, con tal de mantener su poder y estilo de vida.

 

Los malos son los legales, nada sirve de lo público o hay que torcerlo; compran conciencias, elijen a nuestros dirigentes con su apoyo económico y la constricción de la voluntad del voto por el fusil o la compra de su derecho a elegir en privado y en secreto. Ante nuestros propios ojos, ya que no filtramos el origen o el favor de lo que estamos recibiendo y ayudamos a su permanencia y mantenimiento en la usurpación del poder.

 

Buscando un buen entendimiento, digamos entonces  “que es una exageración y que las cosas no andan tal mal”, ¿entonces?, ¿porque persiste el narcotráfico en nuestro país y no en otros países?.

 

Las acciones del Estado Colombiano, los procesos de paz, de desmovilización y de reintegración, hicieron perder maniobrabilidad de los carteles colombianos, dejando vacíos que fueron llenados por parte de los carteles de México, el tren de Aragua de Venezuela, ocuparon desde territorios al manejo del micro narcotráfico en las ciudades y en los campos colombianos y de las finanzas de las demás rentas ilícitas asociadas a la presencia o negocio del narcotráfico y otras rentas ilegales.

 

Nos han vendido una lucha de clases entre quienes tienen y la población vulnerable de este país. Nos han enfrentado en una lucha, en la que las clases menos favorecidas son la carne de cañón, sino no es en los combates, entre fuerzas que se disputan el manejo de las rentas ilegales, son las victimas en las manifestaciones impulsadas por un lado u otro en beneficio de sus tesis o la defensa de su status quo, en la lucha por la obtención de la gobernabilidad o la injerencia en lo público, que les sirva a los intereses de unos pocos corruptos o de la narco corrupción.

 

Nos han vendido una lucha de clases, con contenidos racistas y políticos, un clasismo cínico e hipócrita, entre quienes tienen, no importa cómo, pero, tienen, que a la más mínima sospecha de perder su status o que vayan a ser  intervenidos, son capaces de incendiar el país o una institución, con el fin de salirse con la suya, al costo que sea.

 

Generalmente las victimas las coloca  las personas menos favorecidas, o de la clase popular de los barrios de estratificación 1 y 2, que pagados muchas veces o por un plato de lentejas (dinero) quedan al servicio de estas actividades, que no  “no separan las verdaderas intenciones de las acciones de hecho” o de la movilización, o su instrumentalización para el logro de un fin que solo les beneficia a unos pocos o les permite mantener el estado de las cosas tal como están, evitando su cambio, una verdadera transformación como país.,  

 

Todas estas situaciones y manipulaciones  que no se tamizan por una argumentación lógica o la falta de materia gris, al sentir popular, que no es más que la falta de tanques de pensamiento, de una masa crítica o de una visión objetiva de una asertiva  valoración, de las verdaderas intenciones que pueden agravar las la problemática del país y de su sociedad, en el contexto actual o de sus alcances a futuro.

 

Todo este panorama de las manifestaciones  de como enfrentamos nuestras diferencias y problemáticas, han profundizado aún más nuestras formas de violencia.

 

Pasamos de las masacres en los campos y regiones apartadas, a que se asentaran en los cinturones de miseria, y pasaran a cualquier calle, casa, apartamento o condominio, hemos terminado en los más absurdos actos de intolerancia, entre vecinos, familiares, amigos, compañeros de trabajo, de universidad, entre parejas, desde perder la vida surgimiento de enemistades políticas, económicas y de pensamiento, por las actitudes de desprecio e incomodidad con aquel que no le reconocemos como nuestro igual, que piensa o es diferente a nuestro sentir y aceptación, y/o que entendemos por una minoría o por el color de su piel, una conducta inconsciente de una manifestación muy consciente de violencia, pero, ante todo aprendida o inducida sutilmente.

 

Nos han hecho creer que somos poseedores de una riqueza que no tenemos, una cosa muy diferente son altos ingresos y otra población viva de unos recursos generalmente provenientes de su salario y actividades comerciales de bienes y servicios, que en nada igualan o son del caudal de los dueños de los medios de producción.

 

No podemos seguir cayendo en la trampa de confundir  la realidad con la apreciación u opinión de una mayoría, que siendo una minoría, por su organización y poder económico o político, determina que debemos hacer la mayoría.

 

Nos plegamos a su poder por miedo o por haber vendido nuestra voluntad y autonomía, a ese pequeño sector que se ha dedicado, al lavado de activos y blanqueo de grandes capitales, que se niegan a renunciar a sus ganancias y pasan por encima de lo que se les opongan en la defensa criminal de sus  intereses, o unidos a terceros, que al final son sus jefes o los dueños del capital.

 

Lo que hemos entendido por Derecha,  es que son los dueños de los medios de producción y de los grandes capitales en concordancia con la capacidad instalada para producir la materia prima y en algunos escasos casos la transformación de la misma, desde su capacidad de generar grandes capitales y riquezas individuales por fuera de la intervención pública, lo que entendemos como empresarios  e industriales y su capacidad de producir bienes y servicios para el consumo, dentro de la libre competencia y la propiedad privada.

 

Son medios de producción, que se encuentran, dentro de las características de cada sector productivo, como medios de comunicación y entretenimiento, de la construcción, del transporte terrestre, naviero  y aéreo, diferentes actividades comerciales y de producción, totalmente legales y que hacen parte de nuestra capacidad económica y financiera como Nación.

 

La Ultraderecha se ha entendido como la oposición per se al rechazo del materialismo histórico (un marco conceptual marxista para concebir la historia, los determinantes de la historia están constituidas por la infraestructura que conforman las relaciones económicas y los medios de producción, no desde el pensamiento o espíritu como sostenía Hegel), y la lucha de clases (diferencias en cuento al abordaje a través de los cambios de esa sociedad en referencia a sus postulados políticos, económicos e ideológicos), es decir, los contenidos de la ultraderecha se entienden, como la expresión extremista de sus discursos conservadores, ultranacionalistas y autoritarios. 

 

La experiencia de los movimientos de ultraderecha, extrema derecha o derecha radical como también se le conoce, es en suma la contraposición a la Izquierda radical, es un pensamiento contrarrevolucionario conservador, a la luz de la realidad, una postura que lo acerca más al evolucionismo.

 

El ejercicio o las actividades de poder o de contradicción de la contraparte, cayeron en posturas del Fascismo (descalificación del adversario, un trato discriminatorio y excluyente que violan los Derecho Humanos)  y el Nazismo (llegar al poder por motivos de superioridad racial que inducen  al exterminio), hoy nuevamente puestos en escena, como neofascismo y noenazismos, algunas otras variantes apuntan al  supremacismo blanco y otros con sus ataques a diversas minorías, que les identifican como: racistas homófobos, machistas, xenófobos, teocráticos o reaccionarios, una clara opresión, desatando la violencia política, las limpiezas étnicas o el genocidio de poblaciones enteras, nada que no haya escapado a nuestro radar de información, por la inmediatez de los medios de comunicación,  excesos en diferentes naciones del globo terráqueo; y a actuaciones similares en nuestro país, de pronto coincidencias, o una línea de pensamiento y estrategia, para mantener el estado de convulsión y crisis de la población, para dividirla y organizarla de acuerdo a los intereses malvados de unos pocos.

 

A la sombra de una ultraderecha, la democracia y sus mecanismos de participación han mantenido su función, que tergiversan de acuerdo a cada interés de los que se han camuflado dentro de esa derecha y elevan su posiciones por medio de una Ultraderecha, que nuevamente caldea los ánimos, contra una izquierda, que nunca había sido factor de poder en Colombia y que obedece a otras conductas de la política y el conflicto armado colombiano, quizás por la imposición de una derecha que acomodada en sus franja de confort, de que todo siga como este y nada cambie, del mantener  los grupos de poder, a las mafias y a los corruptos sobre una mayoría de pobres y dependientes de las circunstancias para su supervivencia de manos de los subsidios del Estado Colombiano, la economía informal o del rebusque, o quedar al servicio de los grupos armados ilegales.

 

El plebiscito al que sometió El Gobierno de Santos el proceso de paz en el 2016 con las Guerrillas de las FARC-EP, profundizo aún más las diferencias entre la población  de escasos recursos y aún más vulnerable de la Nación, por la degradación de sus condiciones económicas y del grado de exposición al conflicto armado, no era en sí una simple discusión en defensa o a favor de nadie o de círculos específicos, era la visibilización de la narración de la escalada de un conflicto patrocinado por la narco corrupción y la corrupción política que se ha mantenido a lo largo de los más de los cincuenta (50) años y que ha resquebrajado severamente el tejido social colombiano.

 

Es la expresión de una Colombia profunda, la de los estratos 1 y 2, los de las márgenes remotas y territorios apartados, rezagados del progreso de la concentración de poder y presupuesto para sus ciudades y caudales electorales, esas elites que financia la corrupción de lo público y los corrupción de los narcos, que desde hace un tiempo ya, llena los encabezados de los diarios y los noticieros por su vinculación como políticos al narcotráfico, o sea la Narco política de hoy, ya son los mismos dirigentes políticos quienes trafican con la droga, ante el flujo de capital tan fuerte que abre la afición de las personas, de los funcionarios públicos.

 

Esa población de la Colombia profunda sobrepaso a la fuerza electoral de las elites y grupos de poder, se hizo con la Presidencia de la Republica, y no con el Poder  Legislativo, esa población que no visibilizaron desde el plebiscito de 2016, ante el SI, que los desplazaba y no se les reconocía  como actores importantes de la balanza del juego político en Colombia.

 

Esa diferencia entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, es una clara radiografía de los bandos y sus intereses, en los que no están los intereses de la Sociedad en su conjunto, en los que se muestra aun servil y acucioso beneficio por encima de la consolidación de la Gran Nación que debemos ser, una Nación en paz, prospera y felices de un mejor mañana para nuestras próximas generaciones y lejos del baño de sangre que ha sumido a nuestro país en una larga noche de dolor.

 

Es una prioridad y necesidad inaplazable que como sociedad nos desmovilicemos, nos reinsertemos y abandonemos las causas de nuestro sufrimiento, la falta de identidad de nuestros valores republicanos y democráticos, una nueva cultura y ética del ser colombiano y el rechazo a la dominación del Narcotráfico y la Corrupción, un sueño anhelado largamente, que podemos volver realidad, sin más guerras y conflictos, la concentración de toda nuestra capacidad ciudadana y humana para el renacimiento de una nueva Colombia en paz y prospera.       

 

Son delirantes las acciones  en la defensa de los intereses narcos y los corrupción política, los recursos que han usado para meternos el miedo e instalar la polarización en el país como un instrumento de modelación e inducción de la opinión crítica de la población y mantener presión sobre todo aquello que signifique cambiar las condiciones de los círculos de poder o económicos por parte del Gobierno en virtud del bien general sobre el bienestar particular o de algunos grupos sobre la sociedad en general, confundiendo el disenso político y la masa crítica frente el análisis de la realidad nacional, mantenimiento su aparataje criminal, y las redes de corrupción dentro de lo público y sus redes privadas, que en el desarrollo de la guerra y la defensa del manejo de las rentas ilegales, tanto un bando como el otro, el legal o del ilegal, hoy dan cuenta las cifras oficiales de casos tan aberrantes y escalofriantes,  como los asesinatos extrajudiciales y el número de víctimas de las múltiples masacres dentro del conflicto (cifras oficiales que atestiguan la barbarie del conflicto, ante la indiferencia y la amnesia colectiva por el paso del tiempo, la impunidad en la que se ha mantenido este conflicto, usando incluso herramientas jurídicas para el archivo de los casos y/o los vencimiento de términos, pese a la evidencia y al peso de las pruebas en la justicia ordinaria y la jurisdicción especial para la paz, casos como los 6402 falsos positivos[muertes extrajudiciales], entre el 2002 y el 2008, atribuibles al Ejército Colombiano, y los  millones de desplazados por las acciones bélicas de los paramilitares en el control de los territorios en manos de la guerrilla y el despojo de las tierras de miles de campesinos y miles de asesinatos dentro del Conflicto Armado Colombiano entre una fuerza y la otra), que hoy frente a la reinvención propia del narcotráfico, su demanda en alcaloides ha caído frente a la demanda del fentanilo, sin embargo, los embarques de toneladas de drogas para la exportación continúan y el aumento de las hectáreas de cultivo de las drogas, hoy ya es común encontrar sus tentáculos en lo que se ha denominado la narco política no solo por sus relaciones con el dinero de los narcos, es que ya participan en el envió de los cargamentos.     

 

El Estado Colombiano ha realizado un fortalecimiento de sus instituciones, de su ejército, de su policía, de su Marina Colombiana, de su Fuerza Área y de sus instituciones de inteligencia y contrainteligencia,  no obstante los narcos, la corrupción política, siguen imponiéndose ante los esfuerzos del Gobierno en su lucha  contra las drogas y la corrupción, ante el poder  de las  coaliciones de esas estructuras criminales para desestabilizar al país.

 

La radicalización de la oposición y de las estructuras criminales, es un coctel demasiado peligros para una nueva ola de violencia en el país, que como hemos observado a lo largo de este escrito, ha atrasado el desarrollo de este país y lo ha tenido al borde de ser un Estado Fallido, bajo la violencia ha desparecido buena parte de nuestra población, ya es tiempo de parar y caminar como la República Colombiana unida y un Estado Social de Derecho.   

 

Haberle dicho que no a los procesos que nos conduzcan  hacer la paz y sacar del conflicto a los miles de jóvenes que mueren bajo las balas (y ese solo hecho era suficiente para hacer la paz y evitar la muerte de nuestra juventud en el enfrentamiento y las victimas de cada lado, impedir la muerte en las filas de las fuerzas del Estado y de los jóvenes en las filas de los ejércitos conformados por los narcos y los corruptos políticos que no tuvieron ningún tipo de problema en hacer que cayera nuestra población en la defensa de sus intereses y el manejo de las rentas ilegales) , para respaldar la calidad de vida producto de la ambición de políticos deshonestos, del jefe de la narco guerrilla y del jefe de los narco paramilitares, fue un error de cálculo, la ambición nublo el buen juicio de una pequeña población que tienen mucho, frente a otra población mayor que no tenía mayores oportunidades;  no podemos seguir negando la integración de un dialogo nacional, en la búsqueda de  nuevas rutas de entendimiento, y la construcción de un mejor país para todos, un país factible y una realidad en la construcción de todos, no para unos pocos.

 

Debemos aceptar que el Gobierno Colombiano ha estado ausente de muchos territorios y sus políticas no llegaron a las regiones más golpeadas y abandonadas por causa del conflicto y la extrema pobreza,  que es una obligación la búsqueda de  beneficiar y ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables del país, que aún viven en la informalidad y en el rebusque y a merced de los grupos alzados en armas, la miopía de no reconocer que sin esa presencia y sin esa efectividad, no se visibilizaran y no se reivindicaran estas poblaciones y territorios, y no se dará  solución a sus necesidades olvidadas en medio del conflicto y la corrupción política.

 

La votación la hicieron quienes viven en la comodidad  de sus  oficinas, de sus trabajos formales en el sector público y privado con sus prestaciones sociales, desde sus casas y apartamentos y casas de campo, no les fue posible visibilizar  la población rural lejana de las grandes capitales, que no tienen agua potable, alcantarillado, energía, gas, salud, escuelas, carreteras, seguridad, entre otras de las que gozamos en nuestras ciudades, quienes nunca han disparado un solo tiro o almenos  eso pensamos, que son gente de bien.

 

Debemos parar y formar un nuevo tejido social, lejos de lo Narco corrupción  y la Corrupción Política y las diferencias sociales, políticas y de clases, que prime la reconciliación y una nueva visión de país, en paz y en la búsqueda de la prosperidad.

 

La presión de los grupos de poder económico se ha hecho sentir, en la discusión y toma de decisiones del acontecer nacional.

 

“No es un misterio que algunos empresarios e industriales y banqueros” se prestaron al libre emprendimiento de capitales golondrinos o del capital de esas  nuevas clases emergentes, que coparon la derecha de este país, y otro muy pequeño sector ha trasladado sus inversiones y capitales a paraísos fiscales por sus optimas y grandes ganancias, desde la licitud de sus operaciones y el capital de terceros o productos de la corrupción política y narcótica, en una especie de simbiosis entre lo público y lo privado  y la legalidad de sus acciones y así lo han atestiguado algunas de las investigaciones de la justicia colombiana, algunas especificas del periodismo e inclusive de la DIAN (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales).  

 

Hoy, la economía del país ha mejorado sus indicadores, se mantienen  a la baja:  la inflación, el precio de referencia del dólar y las tasas de interés en el país que interviene los procesos del manejo del capital, su valor e inversiones, sin embargo, se subraya la siguiente situación, no aparecen en las estadísticas oficiales y no tendrían por qué  aparecer,  desde una lógica, que no se deben mezclar manzanas con peras, pero, queda a la vista el análisis y la observación del día a día en la dinámica de las relaciones comerciales del ciudadano, actividades que no se informan como base o parte del crecimiento real de la economía de la Nación.

 

El flujo de dinero en efectivo constante y de proporciones muy altas, que inunda el mercado por la oferta del consumismo disponible y al que acceden de buena forma muchos ciudadanos producto de su trabajo y  de su capacidad de generar capital, mientras que los pilares de la economía del país no repuntan ante la improvisación en medio de las decisiones y cálculos políticos y la puja con el congreso de la república; uno quisiera que esta realidad fuera más coherente en el ejercicio de las funciones y alcances del poder legislativo y el poder ejecutivo, lo que en la polarización del momento histórico y social que atraviesa en este momento la nación no es posible, un congreso en función de sus intereses y sus representados, difícilmente cederá a las pretensiones de un gobierno que busca el restablecimiento funcional y real del Estado desde sus capacidades y recursos naturales y humanos, para salvaguardar las diferencias de la desigualdad y violencia por las que atraviesa país, máxime si un poder se siente amenazado por el otro y viceversa; cuando la Administración de la Justicia, se ve turbada ante las decisiones y opiniones que emite, que a la opinión de unos y otros, tiene tintes políticos o realiza cogobernanza en la aplicabilidad de sus fallos, o sus posturas no allanan la unidad jurídica o es cambiante a la misma.

 

El mejoramiento del poder adquisitivo, almenos de unas franjas de la población, en su disponibilidad y acceso al efectivo frente a la oferta y la demanda de bienes y servicios, es relativa a la aparición de negocios o al cierre de establecimientos comerciales o industriales, ese flujo de capital está atado a los picos de consumismo, mediados por la tendencia del mercado o de la moda de este o aquel sitio, o de este o aquel producto, y sería normal a no ser por la especificidad de los negocios, que en su normalidad, manejan grandes sumas de dinero mezclados junto a la masa de dineros producto de la dinámica natural de la economía de cada región o ciudad, que ante el traslado de nuevos habitantes con capacidades económicas reales y legales, fortalecen la economía de la ciudad, también obedecen al lavado de capitales y su legalización en la economía de esa ciudad, y hacen tránsito hacia los bancos para volver a circular una vez haya sido blanqueado.

 

Este ciclo de la legalización de las rentas ilícitas, se integra a las  caudalosas cuentas empresariales e industriales  y a las de bienes de capital y en las diferentes actividades de la bolsa, al de las divisas, al de la construcción y al de la compra de vivienda, al de los juegos de azar y al de los casinos, y la súper producción masiva e incontenible de productos de panadería por casi todo el país y el de las ventas en grandes y llamativas carnicerías, es toda una sensación económica, que sobreviven a las grandes superficies y cadenas de producción y distribución del mismo renglón productivo y a los Supermercados de los Centros Comerciales,  y Malls de comidas en las plazoletas de variadas construcciones arquitectónicas por el nivel o segmento económico en el que se encuentra insertado, entre otras actividades de bienes y servicios en el país y que explican la fortaleza de los indicadores económicos de la nación, una vez surtido este ciclo creado a partir de la oferta y la demanda de la dinámica de las  rentas ilícitas.

 

Estas descripciones se han realizado con el fin de expresar que esta alta complejidad del Conflicto Armado Interno Colombiano y la situación económica y social, política y de seguridad, no es otra cosa que la lucha por la subsistencia de ese modus vivendi de la cultura corrupta, mafiosa y traqueta arraigada en casi todos los estamentos que conforman la sociedad colombiana y del Gobierno, un país en apariencia mafioso que a la luz de la información oficial y del establishment, no lo parece, sin embargo, compromete la estabilidad de la nación y de su gobierno en un análisis más exhaustivo.

 

Conocemos de esta anormal situación que acompaña el devenir de nuestra sociedad y se supone que estamos en la búsqueda de un compromiso en la creación de herramientas que nos permitan coincidir en lo fundamental y lo estructurante para sobrepasar este momento histórico que vivimos en Colombia.

 

No es solo por la terminación definitiva del conflicto armado y sanar nuestras heridas más profundas como sociedad y que las diferencias conceptuales y desde el hacer no se conviertan en un obstáculo y originen nuevamente un conflicto armado y en el disenso, apaguemos las condiciones internas y externas que nos enfrentan y que salvadas las diferencias no solo está nación a enfrentado este tipo de amenazas y procesos y lograron definir unas mejores condiciones de vida y un mejor futuro.

 

La reconciliación y la no repetición de los hechos generadores de la violencia, ya no son una opción, son los caminos para vivir en paz y civilizadamente en la construcción desde lo colectivo para el beneficio de todos y cada uno de los asociados.

 

El firme compromiso, que motive el ambiente una mejor convivencia ciudadana  desde los diferentes ámbitos de nuestra realidad, en comunión con el deber ser, porque son nuestros retos y la apuesta a crear una Nación Soberana e Independiente, Autosuficiente y Viable, en un Estado de Bienestar ajustado a los capacidad y generación de nuestros propios recursos y al desarrollo del talento y recursos humanos, como el principal insumo de un nueva forma de ser y estar como individuos activos de una sociedad más justa, más incluyente, más solidaria e igualitaria, en el “marco de los valores democráticos y republicanos dentro de un  verdadero Estado Social de Derecho”.

 

Escribe: JUAN GABRIEL LONDOÑO VALDES*












*Archivo Central en Corporacion Autonoma Regional de Risaralda CARDER

 

 

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