top of page

¿Por qué se celebra el 1° de mayo?


Celebración del Día Internacional del Trabajo en Colombia.


Varios de los que posteriormente serían ahorcados, y que pasarían a la historia como los mártires de Chicago, se encontraban reunidos en la redacción del Arbeiter Zeitung, diario de orientación anarquista y publicado en alemán, cuando les avisaron que en la concentración se necesitaban oradores en ingles.


Al llegar al lugar, que se ubicaba en un barrio de aserraderos y frigoríficos y cercano a una unidad policial, hacía uso de la palabra August Spies, a quien le precedieron Albert Parsons y Samuel Fielden. Todos ellos estaban vinculados a grupos anarquistas y socialistas. El acto se realizaba con tranquilidad, pese a la brutalidad policiaca del día anterior, al punto que el alcalde de la ciudad ordenó a un capitán de policía que retirara la tropa que custodiaba el lugar de la concentración. Comenzó a caer la lluvia y la gente se dispersaba por la plaza buscando refugio mientras continuaban los discursos. En un momento hicieron su aparición en el lugar alrededor de 180 policías, comandados por los capitanes Bonfield y Ward, quienes ordenaron dar por terminado el mitin, mientras sus hombres tomaban posiciones para disparar.

Lo que sucedió ese día en la plaza Haymarket fue relatado por un cronista de excepción, el joven corresponsal de “La Prensa” de Buenos Aires, llamado José Martí. Escribió Martí:


“Fielden era el orador, Spies seguía en la tribuna, cuando de pronto se vio descender por sobre sus cabezas caracoleando por el aire, un hilo rojo. Tiembla la tierra, hundese el proyectil cuatro pies en su seno, caen rugiendo unos sobre otros los soldados de las dos primeras líneas. Los gritos de un moribundo desgarran el aire”.

Una bomba lanzada por mano anónima, presumiblemente un infiltrado de la compañía Pinkerton, cayó entre los policías. Estos abrieron fuego sobre los manifestantes, dejando 38 obreros muertos y 115 heridos.

Continúa diciendo Martí en su crónica:


"Los dirigentes se hallaron en difícil situación, acusados de haber elaborado y ayudar a lanzar – cuando no lanzado – la bomba del tamaño de una naranja que tendió por tierra las filas delanteras de los policías, dejó a uno muerto, causó después la muerte de 6 mas y abrió en otros 50 graves heridas.”

La noche del 4 de mayo de 1886, Chicago fue puesto en estado de sitio, con toque de queda y ocupación militar de los barrios obreros. Dicen las crónicas de la época que un oficial de policía apellidado Chak , detuvo e interrogó de manera brutal a 300 personas esa noche. Al día siguiente el New York Time vocero del empresariado de le época, daba por cierto que la bomba fue lanzada por los anarquistas.

Las detenciones, el juicio y las condenas

Entre los más de 1000 detenidos se inculpó a Samuel Fielden y a otros 7 dirigentes anarquistas de haber atacado a la policía. Esa misma noche fueron apresados August Spies, Michael Schwab y Adolf Fischer, en las oficinas del Arbeiter Zeitung. Fielden fue sacado herido de su casa al igual que Engel y Neeb. Ling fue apresado en su buhardilla. Parsons escapó pero se presentó voluntariamente al tribunal al iniciarse el proceso, para compartir la suerte de sus compañeros.

El 17 de mayo de 1886 los acusados comparecieron ante un tribunal, cuyo juez designo un jurado integrado por individuos prejuiciados contra los anarquistas y socialistas y predispuesto contra los detenidos que fueron acusados de “conspiración de homicidio”. A diferencia del procedimiento normal de escoger los miembros del jurado al azar, el juez delegó esta función en un alguacil quien llegó incluso a designar en el jurado a familiares de algunos de los policías afectados. La estrategia de la fiscalía fue presentar los hechos acaecidos como parte de un complot anarquista de vastas proporciones.


Dijo la fiscalía que la del 4 de mayo, sería la primera de una serie de bombas que iban a ser lanzadas contra todos los locales policiales de Chicago. Para probar esta tesis es fiscal recurrió a falsos testigos que eran rápidamente puestos en evidencia, por la defensa de los acusados. Aun así el juicio siguió adelante, contando con el irrestricto apoyo de la prensa oficial, que había creado un clima hostil hacía los acusados y agitaba en la opinión pública, la necesidad de un castigo ejemplar. Rápidamente dictó la sentencia el tribunal especial. El 20 de agosto fueron condenados a muerte 7 de los 8 acusados.

El 9 de octubre el juez confirmó la sentencia del jurado. Una apelación de la defensa alargó el drama por casi un año. Finalmente en septiembre de 1887 la apelación fue rechazada casi en su totalidad, cambiándose solo 2 penas de muerte, las de Fielden y Schwab por cadenas perpetuas.

El 11 de Noviembre de 1887 fueron ahorcados:

Augus Spies, Periodista, 31 años, alemán, George Engel, Tipógrafo y periodista, 50 años, alemán, Adolf Fischer, Periodista, 30 años, alemán, Albert Parsons, Periodista, 38 años, norteamericano, Un día antes, el 10 de Noviembre murió dinamitado en su celda, Louis Lingg, Carpintero, 22 años, alemán. Fueron condenados a cadena perpetua Michael Schwab, tipógrafo encuadernador, 33 años, alemán y Samuel Fielden Pastor metodista y obrero textil, ingles, Oscar Nebbe , vendedor, norteamericano fue condenado a 15 años de trabajos forzados. Las palabras de los que murieron en el cadalso son un testimonio que permanece en el tiempo. Aun hoy suenan fuertes y claras llamando a los trabajadores explotados a la reflexión y a la acción. Debemos leerlas con detención, compartirlas con los trabajadores, asumir como una obligación y más allá de las ideologías que se puedan o no tener, que la lucha obrera se da sin pausas y por siempre

Dijo Albert Parsons a sus enjuiciadores:


“Sostengo que nuestra ejecución será un crimen judicial, que es una cosa mucho peor que un linchamiento. Vuestra señoría sabe perfectamente que este proceso ha sido provocado, inspirado, encauzado, orientado y propagandizado por los capitalistas”. George Engel expresó:

”No combato individualmente a los capitalistas, combato al sistema que produce sus privilegios. Mi mas ardiente deseo es que los trabajadores sepan quienes son sus enemigos y quienes sus amigos. Todo lo demás merece mi desprecio. Desprecio el poder de un gobierno inicuo, desprecio a sus policías y sus espías".

Habló August Spies, con voz clara:


”Pues bien, ya he expuesto mis ideas, ellas constituyen una parte de mi mismo. No puedo abominar ni tampoco lo haría aunque pudiese. Os digo que si la muerte es la pena que imponéis por proclamar la verdad, entonces estoy dispuesto a pagar tan alto precio, orgullosa y bravamente”. Adolf Fischer dijo al jurado: “La historia se repite. En todo tiempo los poderosos han creído que las ideas de progreso se abandonarían con la supresión de algunos agitadores. Pero aunque los obstáculos que se opongan al progreso parezcan insuperables, siempre han sido vencidos y esta vez no constituirán la excepción a la regla.”

Michael Schwab declaró a sus acusadores:


“El socialismo tal como nosotros lo entendemos significa que las tierra y las maquinas deben de ser de propiedad común del pueblo. Bajo tal sistema todos los seres humanos habrán de disponer de medios suficientes para realizar un trabajo útil y es indudable que a nadie le faltará trabajo”

Finalmente Luis Lingg dijo a sus verdugos:


" Repito que soy enemigo del orden vigente y con todas mis fuerzas repito que mientras aliente un soplo de vida lo combatiré. Os desprecio, desprecio vuestro orden, vuestras leyes, vuestra autoridad sostenida por la fuerza, ¡ ahorcadme por eso!. En 1893 un nuevo gobernador reabrió el proceso. El juez Eberhardt estableció que los ahorcados habían sido victimas inocentes de un error judicial. Neeb, Schwab y Fielden fueron puestos en libertad. Se comprobó que los testigos de cargo habían perjurado".

Habían pasado algo más de tres años de aquel histórico mayo de 1886, cuando en junio de 1889 se efectuaron en París dos Congresos Internacionales Socialistas al mismo tiempo.


Uno de ellos reunido en la calle Lancry y el otro en la sala Pétrelle.


El primero más representativo sindicalmente por el número de organizaciones que enviaron delegados; el segundo lo era en cambio por las personalidades y el pensamiento que agrupó. Ambos se pronunciaron por la jornada de ocho horas.


En el de la sala Pétrelle (que recibiera el epíteto de marxista), además de reafirmar el criterio de que “ocho horas deben constituir legalmente un día de labor para los obreros”, se aprobó la histórica resolución que convirtió el 1° de mayo como Día Internacional de la clase obrera y que dice así:

Se organizará una gran manifestación internacional con fecha fija, de manera que, en todos los países y ciudades a la vez, el mismo día convenido, los trabajadores intimen a los poderes públicos a reducir legalmente a ocho horas la jornada de trabajo y a aplicar las otras resoluciones del Congreso Internacional de París. Visto que una manifestación semejante ya ha sido decidida por la American Federation of Labor para el primero de mayo de 1890, en su Congreso de Saint Louis, se adopta esta fecha para la manifestación internacional”.

Y más adelante agrega:

Los trabajadores de las distintas naciones llevarán a cabo esta manifestación en las condiciones impuestas por la especial situación de su país”.

De esta manera quedó establecido el PRIMERO DE MAYO como Día de la Acción Unida y Combativa de los trabajadores del mundo por sus objetivos comunes.

Fuente: PULSO SINDICAL



6 visualizaciones0 comentarios

Comments


bottom of page