Quienes pensaban que era inmortal, se equivocaron, aunque sí su música, además de la hombría de bien de un hombre cabal, de una raza casi en extinción.
En los últimos años, aunque participaba de eventos culturales y artísticos gracias a ese inquebrantable amor por la música, la cual le obsequió tantos años de vida, como solía decir, su vida se fue apagando, primero, a causa de una enfermedad incurable. Después, por las complicaciones derivadas.
Una semana antes de su desaparición, el viernes 26 de diciembre de 2.014 a las 4 de la mañana, le había dicho al maestro acordeonista, Jaime Duque López, uno de sus más grandes amigos, que se encontraba sobrellevando sus últimos días de vida. No se equivocó.
Artista excepcional; hombre admirable
A la edad de 85 años, Jesús Napoleón Naranjo, como se llamaba en realidad, partió para siempre en la Clínica Los Rosales de la capital risaraldense, a la cual le había dado tantas alegrías, interpretando tangos, bambucos, pasillos o música de la Madre Patria. De allí el apodo de "El Españolísimo", ganado a base de un arte que desempeño con una gracia, talento y alegría que no abandonó nunca.
Músico experimentado, recursivo, capaz de retener centenares de composiciones, además de cantarlas con la calidad de sus intérpretes originales, hizo parte entre otras agrupaciones de la época dorada de la música en Colombia, como "Los Chavales de Madrid".
Si bien por razones inexplicables no trascendió en la industria -Naranjo toda la vida vivió de su empleo- lo hizo en el sentimiento de quienes se encariñaban de inmediato con apenas conocerlo, sin contar el prestigio de hombre vinculado al ambiente, excelente profesional, pero humilde, siempre presto al consejo, a la solidaridad incondicional con el amigo que necesitaba la palabra adecuada o requería de su ayuda.
A sus exequias, concurrieron personajes de diversos sectores de la vida nacional, municipal y provenientes del exterior. Tal es el caso del extinto senador por el Partido de la "U", Enrique Soto; el por entonces alcalde encargado y actual aspirante a la alcaldía pereirana, Juan Carlos Valencia Montoya, entre otras figuras notables como la de su hijo, el profesor Rubén Naranjo, quien se desempeñó en la cartera de Fomento y Turismo de la ciudad. Junto a ellos, Florencia Zuluaga, titular de la Asociación de Maestros del Risaralda, Jaime Duque López, compañero de toda la vida; la cantante de música carrilera y española, Nidia Herrera y el intérprete argentino de tangos, Carlos Ricchetti, entre las caras más reconobles de una verdadera multitud que asistió a la misa de cuerpo presente.
Hacia su última morada
En medio de conmovedoras escenas de pesar, familiares, amigos y simpatizantes del músico acompañaron a pulso el féretro hasta su destino final, en el cementerio San Camilo.
Al momento de efectuarse le inhumación, los músicos presentes homenajearon a Naranjo con interpretaciones de distintos estilos, como el célebre "Adios muchachos" y "Tu eres mi amigo del alma", por citar algunas de la media docena que acompañó la multitud.
Por pedido de algunos presentes, Carlos Ricchetti, quien compartió escenario con "El Españolísimo", hizo un breve aunque emotivo resumen de su vida, destacando que "a pesar de las circunstancias de la vida, de las ocupaciones u obligaciones, siempre es necesario mantenerse en contacto con seres humanos de la calidad de Napoleón Naranjo, para no tener que recibir el impacto brutal y salvaje de una lección como la de tener que venir a despedirlo, sin la posibilidad de volver a verlo otra vez", culminando su alocusión con las palabras: "Napoleón Naranjo, ¡presente!", hecho acompañado por el aplauso doloroso de quienes se encontraban en el lugar.
Fuente: DIARIO EL POLITICÓN DE RISARALDA
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